FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
Louis Pasteur, químico y bacteriólogo francés, fundador de la microbiología, demostró que el contagio de las enfermedades infecciosas se transmite mediante microorganismos patógenos; y, descubrió que inyectándoles a los humanos una forma inactiva de la bacteria o del virus se tornan inmunes a las enfermedades.
VIRUS significa “toxina o veneno”. Los coronavirus, como el COVID-19, provocan en las personas infecciones que van desde resfriados leves hasta enfermedades respiratorias agudas.
En 1957, Jean Lindenmann, virólogo e inmunólogo suizo, descubrió que “cuando los virus inactivados (muertos) por calor se añadían a cultivos de células vivas, éstas se tornaban resistentes a la infección subsiguiente por virus vivos”; tal hallazgo lo guio hacia otra revelación: “las células que resisten la infección segregan una sustancia que interfiere con la infección vírica”, la cual denominó interferón, elemento que activa células del sistema inmune y aumenta las defensas, entre las cuales se identifica el Interferón Beta como medicamento inmunomodulador.
Desde diciembre de 2019, el Covid-19 se extiende incontenible por el globo cobrando miles de muertos. El desconocimiento de su etiología, tratamientos, vacunas, etc., ha impedido contenerlo eficientemente, circunstancia que obliga a especialistas y autoridades sanitarias nacionales e internacionales -OMS-, a buscar paliativos para morigerar sus letales efectos. Las Fórmulas Magistrales -FM-, explicadas como “medicamentos preparados por un farmacéutico para cumplimentar una prescripción facultativa”, ayudan a resolver necesidades terapéuticas individuales y colectivas. Por ello las exigencias técnicolegales para su fabricación son similares a las de los medicamentos industriales, cuyo criterio esencial de producción es la rentabilidad del mercado, opuesto al de las FM elaboradas para servir a la comunidad. Los principios activos que forman los medicamentos industriales registrados, pueden utilizarse lícitamente como componentes de las FM.
En Colombia, particularmente en los departamentos del Cauca, Nariño, Putumayo, Chocó y La Guajira, el experimentado y reconocido médico inmunólogo e internista, investigador y docente universitario Julio Cesar Klinger, ha propuesto el uso de microdosis de Interferón Beta para prevenir, controlar y curar el Covid-19, en su etapa temprana, después de 27 años de estudiarlo, aplicarlo, comprobar su eficacia y el bajo costo del medicamento. No se trata de una improvisación sino, contrariamente, de una extensa praxis documentada por múltiples análisis de casos particulares, con resultados alentadores. Semejante herejía le ha valido la estigmatización de algunos “colegas” que han inducido a las “autoridades sanitarias” a allanar y sellar ilegalmente las dependencias de la Fundación Klinger, acto a toda luz vandálico y reprobable. ¡Cáfila de ignaros titulados de “Mr. Hyde”, buitres ávidos de dinero al servicio de las transnacionales!, cuyo objetivo supremo es enriquecerse a costa de las necesidades populares y el dolor humano.
Los enemigos profesionales y docentes del Dr. Klinger lo denunciaron por presuntas irregularidades ante el INVIMA, entidad que apoyada por la “palicía”, incautó abusivamente equipos, dosis preparadas de Interferón Beta y materias primas, pretextando que “la Fundación Julio Klinger no cuenta con las debidas autorizaciones,… ni con el registro sanitario INVIMA”, actividades consideradas “fraudulentas”. Yerro inadmisible, puesto que los resultados de la prevención y el tratamiento del Covid-19 con Interferón Beta sublingual son irrefutables, según los registros del médico agraviado: en 2020, de 10 pacientes que ingresaban semanalmente por coronavirus al hospital de Barbacoas -Nariño-, se redujo a uno (1); de 18 muertos mensuales en el mismo centro asistencial, se disminuyó a uno. En Popayán, de 563 personas inoculadas con el medicamento, ninguna dio positivo por coronavirus.
¿Cuáles éxitos superiores pueden mostrar ustedes, “doctas eminencias”, jumentos togados de ignorancia, envidia y codicia? ¡Quien no investiga, debe callar! Es imperioso que las “autoridades” públicas y universitarias incrementen radicalmente los presupuestos para investigar y experimentar con Interferón Beta Sublingual. ¡Lo demás es incierto!
Doctor Klinger: desde el campo y las barriadas del pueblo, miles de personas le ofrecemos nuestro respaldo y solidaridad; no desfallezca, continúe innovando y agigantándose que, un mañana cercano, el mundo lo premiará merecidamente.