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    Deje de ser cínico, no nos crea tan…

    DANILO VIVAS CORR.jpg webDANILO REINALDO VIVAS RAMOS

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    A medida que avanza, no exento de dificultades, el diálogo del Gobierno Nacional con las Farc, -a fin de terminar el conflicto armado con esta agrupación guerrillera, que data de 60 años atrás-, cuando comienza a verse una luz al final del túnel, con la suscripción de un Acuerdo entre las partes y con respaldo internacional y de la mayoría de colombianos, que se resisten a dejarle a sus nietos, un país atrapado en los más profundos y demenciales actos de guerra interna, en aquellos asolapados o enemigos declarados de la paz, que han sacado rendimientos sociales, políticos y económicos de esta absurda guerra, viene despertándose todo tipo de acciones e improperios, para irse lanza en ristre contra el proceso.

    Actitudes y expresiones que no son más que señales inequívocas de que el proceso va y va en serio, que pronto estaremos transitando el camino del postconflicto, viviendo una nueva época, desconocida para los colombianos menores de 60 años: La paz y luchar sin tregua para mantenerla, pues vendrán hechos y situaciones tendientes a lograr su fracaso, buscando con ello crear realidades y elaborar discursos legitimadores de sus exacerbadas concepciones y prácticas que alimentan el fuego de la confrontación bélica.

    Hoy, la palabra verbal o escrita se ha convertido, en cabeza de altos funcionarios del Gobierno como el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez y de la cúpula del Centro Democrático, en mortíferos «misiles» contra todos y cada uno de los aspectos que se vienen acordando en la Mesa de la Habana y contra sus protagonistas, llámese Presidente, Comisionados, incluyendo los militares que vienen participando en los diálogos, llevando sistemáticamente a los colombianos a una profunda polarización, que no permite generar sinergias contundentes en torno a la paz.

    Los discursos «bélicos», cargados de odio, resentimiento, deseo de figuración y protagonismo inmerecido, propalados a los cuatro vientos, tienen el propósito de desorientar a las comunidades, sumirlas en la desesperanza, llevarlas a un punto de no retorno, para que cada vez vean más lejanas las posibilidades de que los colombianos tengamos derecho a vivir en sana convivencia y paz, dos elementos centrales en la formación de seres humanos centrados en el bienestar y la prosperidad individual y colectiva, a partir del ejercicio pleno de la democracia, de tal manera que su participación los lleve a ser verdaderos sujetos de cambios y transformaciones que exige el nuevo camino por recorrer: El postconflicto.

    Expresiones como: «Los diálogos de la Habana son una vergüenza nacional», «dicho proceso refleja la crisis institucional que vive el país», «el Presidente Santos está haciendo una concesión graciosa a la insurgencia», «el plebiscito que hoy se aprueba en el Congreso es autoritario y antidemocrático»,  «el Gobierno Santos se parece a una dictadura de las que existen en el Caribe Latinoamericano», etc., proferidas por el señor Procurador Ordóñez, en distintos escenarios de la vida nacional, promueven el NO para el plebiscito y acuñan su mezquino interés de «cabalgar», en el lomo de la desinformación y la polarización, hacia el Solio de Bolívar en el 2018.

    Ingenuo y cínico, se presentó el Procurador, en la W Radio, la semana pasada, cuando le hicieron un entrevista sobre sus duras y guerreristas intervenciones que, en días pasados ha propalado en diferentes escenarios públicos y en los medios de comunicación nacionales e internacionales, en las que, además de repetir y repetir sus exacerbadas posiciones de ultraderecha sobre el proceso de paz, llegó al extremo del cinismo, al manifestar que su labor era «pedagógica», para que el pueblo no se deje engañar, llegando a plantear que él quería salvar de la ignorancia a las comunidades, que no sabían a ciencia cierta por qué votarían por el SÍ.

    Hoy por hoy, cuando los niveles de organización social de las comunidades es muy significativo, tanto a nivel rural como urbano, cuando en las grandes ciudades hay un importante desarrollo del concepto de ciudadanía, en donde la argumentación, la opinión independiente y la participación están cada vez más presentes en los distintos órdenes de la vida social, política y económica del país, es, por decir lo menos, irrespetuoso, el tratamiento que le quiere dar el Procurador, a estos amplios sectores del país. Deje de ser cínico, no nos crea tan…