De egos y populismos

RODRIGO SOLARTE

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Colombia y sus contrastes. El mundo sueña y aspira a la paz. No pocos colombianos añoran continuar la guerra. Egos presidenciales en contienda politizando valor tan trascendente para todos como lo es LA PAZ con justicia social, soberanía y dignidad.

Esperanza de mayorías que despiertan. Tras más de medio siglo, con mesías reciclados por chequera y medios, instrumentos de esa corrupción amenazante con armas en sus manos y sin conciencia clara.

Cambio de época, tiempo de los pueblos renovadores de la historia solidaria nublada por los egos. Tiempos de convergencia consciente sin extremos. El poder ya no ¨ nacerá del fusil¨ ni de drones asesinando al otro diferente, por fe religiosa, colores partidistas y acumulación esquizofrénica de las riquezas.

Un deber ser retando a la sobrevivencia de la especie humana, del campesino e indígena, el niño y el anciano, la mujer, madre de la vida, resistencia y valores potenciados por amor integral a toda prueba; de hombres y mujeres que sueñan, luchan y sufren por mundo más humano e incluyente; de una ciencia y técnica infinitas, al servicio de todos, sin engaños.

Necesaria la fe, en nosotros mismos: víctimas, testigos, gobiernos, parlamentos, ciudadanos decididos, a no cambiar o negociar su voto y representación del poder popular acumulado, por prebendas o egos inseguros con defensa armada.

Signos de la bandera, himnos, escudo y oraciones, simbolizando a todos, resumen de esta historia que respira cambios, polucionados por la misma historia de guerras e injusticias sin olvido, pero sí alternativas que potencien, tanta creatividad acumulada.

Ciencia y Fe, Fe y Ciencia, educación, derechos y deberes, resiliencia, decisión, pensamiento y acción organizada, para recuperar el tiempo con estas nuevas generaciones y proyectos de vida con la Patria incluida, así sea el universo, esa CASA COMUN que a todos compromete.

Ni extremas derechas, ni izquierdas por violencia armada. Centro en el SER HUMANO esperanzado, cansado de violencias y de engaños, consciente de procesos progresivos, sin milagreros, cultivando ignorancias, para esquivar justicia, conciencia de derechos y deberes, trabajo con el esfuerzo colectivo que el cambio de esta historia necesita.

Debemos rechazar el ejercicio de la prepotencia, de la vanidad y del ego, en nuestros dirigentes. Del mismo modo declarar que los destinos de nuestro país no pueden estar en las manos de tenebrosos y astutos populistas de turno, centrados en mezquinos intereses de grupo y personales, mercaderes de la muerte y los recursos patrios, vendidos al mejor postor, que su conciencia deformada elija.