Cooperativismo y desarrollo sostenible

SIGIFREDO TURGA AVILA

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Todavía recorre el mundo, en las redes masivas, la noticia de que en un estudio de la ONU, solo nos quedan 31 años de vida, antes de que colapse el mundo. Aceptémoslo como una de tantas mentiras engañosas que circulan en las redes, tomándose el nombre del máximo organismo decisorio mundial, como es la ONU.

Lo que no puede afirmarse como engañoso es el concepto de DESARROLLO SOSTENIBLE acuñado por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU (1987) o comisión Brundtland, como:

“La posibilidad de satisfacer las necesidades de las presentes generaciones sin comprometer las posibilidades de satisfacción de necesidades de las generaciones futuras”.

La ONU, desde entonces, dada su preocupación por la realidad de colapso que ha identificado en el modo de vivir y de hacer en todos los países del mundo, viene clamando que en cualquiera que sea la actividad en que nos empeñemos, siempre practiquemos DESARROLLO SOSTENIBLE.

En el seguimiento al actuar económico, que identificamos de épocas pasadas y de ahora, hemos concluido en que La ÚNICA manera de organizar la economía que puede en el futuro cumplir con la consigna de la COMISIÓN BRUNDTLAND es la forma COOPERATIVA o de Economía Solidaria.

Nos consta que, en el común de la población, el cooperativismo es “utopía”, tratándose de decir algo así como “lindo pero imposible”. En otras circunstancias, personajes de líneas políticas de izquierda, lo califican de ser una forma de organización al servicio de los intereses del Capital que obstaculiza el socialismo. Generalmente todavía las personas no creen en que la manera de organizar la economía para salvar el planeta del desastre es la Economía Solidaria.

Por lo mismo, queremos adentrarnos a explicar algunas razones que nos llevan a lo aquí afirmado sin dudarlo.

Toda actividad humana productiva, está ubicada en el marco de tres conjuntos sistémicos, el ECOSISTEMA, la humanidad o SOCIEDAD y la ECONOMÍA.

Los tres conjuntos se intersectan o no, es decir hay momentos en que el ecosistema está, pero no es afectado ni por la gente ni por la actividad económica.

Lo que frecuentemente pasa, desde hace muchos años, es que actividades sociales y actividades económicas afectan negativamente al ecosistema, es decir destruyen el ecosistema. Lo ideal es que esas actividades sociales y económicas impacten positivamente al ecosistema o por lo menos no le hagan daño para que haya Desarrollo Sostenible.

Lo mismo se espera, que entre las actividades sociales y económicas se impacten positivamente o que por lo menos no se hagan daño.

Hablemos clarito, el sistema económico, por ningún motivo, ha de desbordar el ambiente natural. La existencia del sistema económico es posible porque existe el ecosistema. Lo lamentable es que en todos los instantes lo viene desbordando.

Tenemos que resolver en lo empresarial dos disyuntivas. La primera es, fortalecer el ecosistema o debilitarlo. Y la otra disyuntiva es, respetar dignidad y derechos humanos o desconocer lo humano.

La acción económica empresarial en la que estamos acostumbrados se basa primordialmente, en la inversión que se hace para sacarle una utilidad. Tras la idea de lograr la utilidad, viene fácilmente el daño al ecosistema.

La acción empresarial cooperativa se basa en incorporar recursos para resolver problemas comunes e incorporar excedentes económicos, para mejorar en la solución de problemas comunes, atendiendo siempre al SÉPTIMO PRINCIPIO DEL COOPERATIVISMO.

“Las cooperativas trabajan por un DESARROLLO SOSTENIBLE de sus comunidades a través de POLÍTICAS aprobadas por los asociados.”

En manos de las comunidades organizadas en economía solidaria cabe la mejor respuesta al DESARROLLO SOSTENIBLE. Impulsemos la alianza, comunidades organizadas en economía solidaria con gobierno.