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Una heroína sin capa pero con mucho café

Jazmín Muñoz Yela

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Nilsa Paulina Rojas Díaz es una mujer, Héroe de la Caficultura y líder de su comunidad en Rosas Cauca.

Con su cafetal, Nilsa Paulina Rojas Díaz ha convertido un espacio de violencia, en territorio de paz.

Nilsa Paulina Rojas Díaz es una mujer de 36 años proveniente de la vereda El Marquéz en el municipio de Rosas. En la actualidad Paulina tiene 8.000 árboles de café, 5.000 en etapa productiva y 3.000 en chapola en la finca llamada Loma del Medio. Es madre de Anderson Camilo Mosquera Rojas, quien a sus 18 años de edad es estudiante de Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones, becado por la Unidad de Víctimas.

A simple vista Nilsa es una mujer común, lo que muchos no saben es la gran líder que es. Con tan solo 36 años ha vivido muchos episodios de tristeza y dolor, los cuales ha sabido enfrentar con entera sabiduría y carácter, lo que la convierten hoy en día en una de las líderes más representativas de la región y un símbolo de pujanza entre los caficultores, por eso fue elegida como Héroe de la Caficultura y fue presentada en el 85 Congreso Nacional de Cafeteros.

Recordando episodios de tristeza

“Para nadie es un secreto que en la parte nororiente del municipio de Rosas, se tenían cultivos de uso ilícito, en la parte que ahora es cafetera, se cultivaba coca y en la parte alta se cultivaba amapola”, cuenta Nilsa a recordar cómo empezó su proceso de contribución a la transformación social.

Nilsa es una caficultura que se destaca por su protagonismo en el proceso de organización comunitaria que permitió la transformación del noroccidente del municipio de Rosas, donde los cultivos ilícitos y la violencia estuvieron presentes entre los años 1986-2007 con mayor intensidad.

“Cambiar coca por café valió la pena. Vista desde el tejido social, de la integración de los hogares, vale la pena. Es muy difícil mirar huérfanos, esposas sin marido, maridos sin esposas, ocasionados por el cultivo de ilícitos que estaban asociados al conflicto armado. La coca triplicaría lo que un caficultor se gana, pero la tranquilidad no tiene precio. El dinero no lo es todo, más allá está la familia, la unión y pensar que podemos dormir tranquilos. La coca da dinero, pero el café da tranquilidad”, dice con gran regocijo la heroína de la caficultura.

La apuesta por el café

Nilsa es el reflejo de una generación de hombres y mujeres que encontraron en el café la posibilidad para alejarse de la violencia y buscar la tranquilidad del lado de la legalidad. Actualmente es representante del Comité de Cafeteros de Rosas y es representante legal de la Asociación Mujeres Agropecuarias de Rosas, Asmar, además de un referente departamental cuando se tratan temas de mujer, sector rural y contención y pos erradicación.

“Asmar es equidad de género, que la mujer sea reconocida, es empoderamiento, porque en pleno siglo XXI la mujer no está muy fuerte en el tema, y es necesario mostrar que nosotras también podemos, podemos gerenciar nuestra propia finca, que no tenemos que depender de un hombre”, dice con total vehemencia Nilsa.  

Hay alternativas

Nilsa reconoce en el café un aliado de la paz, y lo mide diciendo que en su región ya no hay trabajadores, pues ahora todos gerencian su empresa cafetera y trabajan unidos para arreglar sus veredas, lograr la producción de sus fincas y alcanzar metas comunitarias como el tener ya, una planta de tratamiento de Potabilización de Agua, que con apoyo de FNC, Nespresso AAA y Faird Trade USA, inauguraron el jueves pasado.

Para esta mujer que recuerda el nacimiento de su hijo como el día más feliz de su vida, que su sueño es estudiar Trabajo Social y lograr que las mujeres cafeteras y las que conforman su organización tengan trabajo, puedan estudiar y comercialicen su café en mercados internacionales, para ella, los valores son el principal pilar de la vida.

“Los valores no son moda, son trascendentales y tienen que ser trasversales, nunca debemos romper el respeto, el dialogo, la tolerancia. Ese es mi llamado, a que los valores los repliquemos, porque los valores nos los enseñan en la casa. Si queremos transformar hay que trabajar en ellos, porque la plata no puede estar por encima de los valores. La plata no es todo, más allá de la plata esta la familia, la tranquilidad y el tejido social”.

Aporte a la paz

Por su destacado proceso comunitario, junto a tres colombianos más, fue elegida como vocera de los campesinos para participar en la mesa de Diálogos de Paz de La Habana, Cuba; y el 18 de Diciembre de 2013, se reunión con Humberto de La Calle y los negociadores del Gobierno y de las Farc para hacer sus aportes en el Punto 3 ‘Sustitución de Cultivos Ilícitos’.

“Cuando me invitaron a los diálogos de la Habana me preguntaron si sentía algún temor y yo le dije que ya a estas alturas ya no hay temor, uno se va desprendiendo de todo. En diciembre de 2013 viaje a la Habana y deje el nombre de la mujer y del campesinado muy en alto el tema. Porque la mujer en el posconflicto tiene un papel muy importante, porque al final somos las mujeres las que ayudamos a construir en el campo”, asegura Nilsa.

También fue invitada a la firma del Acuerdo en Cartagena, episodio que recuerda con gran alegría y satisfacción, pues es una convencida de que la paz, la educación y el apoyo al campo, son esenciales para que Colombia se transforme.

“Yo siempre estuve convencida que el proceso de paz debía hacerse, y creí en el desde el primer momento, porque cuando uno quiere se puede cambiar la historia. La firma del acuerdo en Cartagena fue muy emocionante, pero cuando no se refrendó fue una desilusión total que nos causó mucho llanto, mucha conmoción. Yo no podía entender como un proceso tan grande como este la gente no podía apoyarlo, pero por fortuna el proceso salió adelante”.