Cinismo democrático

ROBERTO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

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En términos descomplicados las “razones humanitarias” son un enfoque que damos a nuestras acciones para ayudar a las personas que sufren. Actuamos así en respeto la dignidad humana. Aliviamos el sufrimiento, dirían en la Cruz Roja. En otras palabras, el principio de humanidad (iusnaturalismo) es la regla de oro de las respuestas de emergencia ante las crisis.

En Venezuela es indudable que hay crisis humanitaria, que viene de tiempo atrás y que se originó en el bloqueo financiero y económico de quienes hoy plantean su ayuda humanitaria, los contrarios a los bolivarianos.

¿Sabe Usted cómo han actuado estos contras?

Han bloqueado movimientos económicos, políticos y sociales a través de decretos (en Estados Unidos y otros países) que desde el 2015 han declarado a Venezuela como una amenaza para la seguridad y la política exterior del continente y del mundo. A través de ellos se han impuesto sanciones (2018) dirigidas a obstaculizar las transacciones que haga Venezuela, han impedido que utilice el dólar como moneda internacional en sus compras o en sus ventas, tampoco le reciben los pagos de sus deudas y obligaciones para después acusarlos de no pagar. Los bancos de Estados Unidos y de la Unión Europea han bloqueado cuentas y operaciones financieras, han hecho cancelar contratos unilateralmente, se niegan a recibir recursos desde y hacia Venezuela.

Otros tipos de bloqueos se realizan mediante intermediarios (bancos, empresas, laboratorios) que impiden el abastecimiento de mercancías, alimentos y medicamentos para ese país. Allí radican los dramas que sufren los venezolanos, y que ahora los mismos culpables dicen ayudar a solucionar con humanidad y con democracia. Venezuela no puede comprar casi nada, no le reciben el dinero, bloquean sus cuentas, secuestran los fondos depositados por el gobierno o por otros.

Por presiones varias empresas se han retirado de Venezuela (aerolíneas, agencias de viajes) para golpear no solo las economías sino también el turismo; muchos deportistas y artistas no han podido entrar o salir del país, los pasajes son incrementados sin justificación, no se autoriza el uso de los espacios aéreos (Colombia, Brasil y otros), se bloquea la realización de eventos culturales.

Otras formas de bloquear parten de las injustas calificaciones de las agencias de riesgo, a pesar de que se haya cumplido con los indicadores y las recomendaciones internacionales. El “riesgo país” en Venezuela es muy alto, y ello lleva a que les nieguen créditos, aleja a todo tipo de inversionistas.

Y finalmente, el bloqueo mediático (una verdadera guerra en contra) consiste en hablar muy mal de Venezuela, (no hace falta alabarlos), pero es que no hablan de otras realidades mucho peores, como Guantánamo, como los necrogobiernos de otros países (“delitocracias” dice un famoso paisano nuestro). Tampoco hablan de estos mismos bloqueos. Hay una agenda informativa hegemónica que sesga las realidades del país vecino.

Insistimos, no se trata de tomar partido a favor del chavismo, ni de culpar a determinados personajes (que se lo merecen, pero ese es otro tema), sino de notar las infamias y cinismos con que actúan gobiernos, dirigentes, periodistas y líderes de opinión del mundo occidental, a quienes no convienen las críticas al capitalismo ni los logros de gobiernos diferentes. Realmente, ¿no les generan escrúpulos las consecuencias de sus antidemocráticos bloqueos, como para reclamar ahora que haya “democracia”?. Lo peor es que muchos les creen.

Quienes desataron las crisis humanitarias son ahora los humanistas que todo lo utilizan para recuperar las riquezas del petróleo y de otros recursos naturales.