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    Celebraciones: Marzo 8. Mayo 1

    RODRIGO SOLARTE

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    Con el trabajo intelectual y físico, juntos, se ha construido la humanidad. Confinados en nuestras viviendas, los que la tenemos, nos llega este mayo de 2020.

    Tradiciones religiosas y sindicales, hoy solo virtuales, rememoran estas fechas definidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

    Sin la participación intelectual y material de los seres humanos, no es posible el mejoramiento de la vida, incluyendo la vida económica, tan enfatizada en las sociedades existentes.

    Corazón a corazón, cabeza a cabeza y codo a codo, la mujer ha sido pareja permanente en esta realización de la especie humana. La maternidad con la paternidad, responsables ambos, gestan y modelan la vida en relación estrecha con el contexto natural inicial y siguientes que se presenten en el proceso vital de las familias.

    Iniciada la vida en los campos, con todas las riquezas en tierra, agua y aire de este planeta, sus habitantes hoy, los campesinos, marginados o subvalorados en su dignidad, tan Seres Humanos como los de las poblaciones que se fueron organizando, siguen trabajando la tierra y defendiéndola como su madre nutricia con toda la biodiversidad que posee.

    La apropiación por otros, de la tierra y sus riquezas, fue llevando progresivamente a la pérdida de sus derechos, y tratados solo como mano de obra en los campos y obreros en las ciudades, dando, sus patrones, énfasis a los deberes de los trabajadores, motivando como consecuencia, la necesidad organizativa para luchar pacíficamente por su derechos, incluyendo actualmente, también los de la naturaleza.

    Generalmente las condiciones de vida material y espiritual, influyen mucho en la formación de las consciencias y voluntades para la organización necesaria que como seres sociales tenemos. Desde tal diversidad humana existente, nacen, viven, participan y son nombrados por sus comunidades o grupos humanos, los líderes y lideresas, facilitadores e impulsadores de los procesos democráticamente gestados.

    Estamos viviendo una experiencia inédita en la historia de la humanidad. Sea cual fuere el origen de este Coronavirus, natural o de laboratorio, la enfermedad respiratoria provocada, llamada por la OMS, Covid-19, está removiendo a profundidad las estructuras humanas y materiales creadas en el planeta que habitamos con las demás especies, colocando LA VIDA y la Salud como su protectora, tanto nuestra como de la naturaleza, en el CENTRO EXISTENCIAL de las preocupaciones, no solo de dirigentes y científicos, promotores de tantos adelantos, de la gran mayoría de la población, exceptuando quizá a ese 1% de los imperios económico militares, humanoides que manejan las cuerdas de no pocos títeres en el planeta, propagandistas de un Nuevo orden mundial, robotizado a sus intereses.

    El aislamiento social obligatorio en el cuan nos encontramos disciplinar y ejemplarmente, en la medida de nuestras posibilidades, principalmente económicas y de solidaridad, material y afectiva con los demás, se ha convertido en un curso de Vida y Convivencia con la gran mayoría de la población marginada de tantos derechos vitales.

    Reconocida LA VIDA COMO DERECHO no negociable, la Salud con los trabajadores que la atienden integralmente, los campesinos como cuidadores y productores de los alimentos que llegan a las ciudades, los gobernantes consecuentes con las urgencias y necesidades de sus pueblos, la indispensable organización social, gremial y popular para retomar los procesos virtuales y presenciales etc., las consecuencias de estas acumuladas crisis, son y serán motivo, más que suficiente, para dinamizar las Memorias de un antes, durante y regreso a la lucha organizada y pacífica por la sociedad caucana, colombiana y mundial, que espera mayor compromiso consciente y decidido de la sociedad actual y por venir.

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    Que esa Unidad en la diversidad, la hagamos progresivamente realidad.