Carta abierta al doctor Temístocles Ortega

10:37 am 30-abril

HAROLD MOSQUERA RIVAS

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En estos tiempos, tan complicados para la humanidad entera, dirigirme a usted quisiera, para hacerle sugerencia, pidiéndole a su excelencia, tener dos temas  en cuenta, para ver si los presenta, del Gobierno a consideración, motivando reflexión, sobre asuntos importantes, que justo en estos instantes, de un lado se están dejando, injusticias motivando, mientras el pueblo padece, de aquel virus que se crece, por el mundo a su antojo, pintando puertas de rojo, lacerando  dignidades, de pobres humanidades, confinadas sin alimento. Es justo en este momento, cuando debemos actuar y con grandeza sin par, mientras hay toque de queda, aportar cuánto se pueda.

1. TEMA 1.

Los negocios de Súper Giros, Efecty y similares, están cobrando millares, con mercantil diligencia, sin que normas de emergencia, afecten tanta ganancia. Es ese por excelencia, el instrumento del pobre, para enviarse el dinero, mientras otro pela el cobre, el dinero no se mueve, a veces entre ciudades, igual cobran cantidades, al final utilidad, qué falta de humanidad, vamos a decir verdades.

El gobierno debería, en medio de la pandemia, acabar esta injusticia, que también es epidemia, sin que sea una primicia, reglamentar el valor, que ellos han de cobrar, al menos para mitigar, a los pobres su dolor. Y si en norma permanente, la convirtiera el congreso, eso sí, tendría peso, para toda nuestra gente.

1. TEMA DOS

El cinco sesenta y ocho, es decreto controversial, para algunos hace mal, a otros les da biscocho. Cómo gravar con impuesto, el salario tan pequeño, diez millones no es un sueño, para con tacto de lince, reducirle justo el quince, ah peligroso impuesto, pues arriesga el presupuesto, que manejan los gravados, estarán recuperados, imagino que, con creces, si nadando como peces, beben más de lo pagado. A quien se le ocurriría, ese impuesto voluntario, que se convierte en calvario, para el de bajo salario. Nadie les va a autorizar, de su salario, que es poco, a menos que sea loco, o se quiera suicidar, que vengan a descontar, siendo noble la razón, es darle queso al ratón, pue el Ministro  de Hacienda, cuestionado en gran contienda, va a manejar la chequera, yo le aseguro a cualquiera, de agua, habrá otra tienda.

Debería ser voluntario, para quien pasa de diez, es decir, hecho al revés, ese impuesto necesario. Si el dos quince les prohíbe, en los tiempos de emergencia, afectar en esa urgencia, el salario de la gente, estimo que el Presidente, en medio del desespero, hizo correas sin cuero y en un tiempo no lejano, va a reintegrar el dinero, al afectado paisano.

Grava las mega pensiones, esas que pasan de diez, por falta de madurez, sufren los expresidentes, Gaviria, Samper y Pastrana, son ahora penitentes, suena Santos la campana, para el debate pendiente, que Uribe: el Presidente, ha de cerrar con discurso. Nuestros Padres de la Patria, no merecen tal descuento, si derrochan su talento, ahora en forma virtual, la van a pasar muy mal, gentes de tanto raigambre, seguro con ese impuesto, han de pasar muchos hambre.

Recordando aquel adagio, de los pueblos en desvelo, en vez de ir para la cama, Vamos todos para el suelo, produciendo mal presagio. Así cuándo recuperan, le pregunto con voz franca, la inversión que ayer hicieran, los Gerleín en Casa Blanca. Menos mal que Aida Merlano, se fugó hacia Venezuela,  porque con este descuento, Si le dolería la muela.

Veo a Uribe encanecido, más por penar que de viejo, José Obdulio cual cangrejo, echa hacia atrás ya vencido, hoy para que Petro suba, a las cumbres del debate, hay que traerlo de Cuba, sin que sea un disparate. María Angélica y su esposa, ya deberán decidir, cuál de ellas va a salir, a mercar fiel y virtuosa. Un debate de control, Robledo podrá anunciar, mientras que Lucho en alcohol, podrá sus penas ahogar.  Y que ninguno se atreva, por internet a gritar.

Hoy pido su intervención,  si aún a su gente quiere, procure que haya inversión, aquí donde el líder muere, que algo del impuesto llegue, al Cauca que lo eligiera, que el poder jamás lo ciegue, porque el pueblo, aún espera. Su servidor y amigo: Harold Mosquera.