Buenaventura: nos interesa su suerte

GUILLERMO ALBERTO GONZÁLEZ MOSQUERA

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Ante la inexorable necesidad de tener una comunicación terrestre con el pacífico, surge de tiempo atrás Buenaventura como la única posibilidad real para el Cauca. La idea de comunicarnos con Guapi se ha ido disolviendo por falta de voluntad política o por los accidentes geográficos que dificultan esta solución. Por más que el gobierno nacional se esfuerce en llegar al puerto, el pavimento es esquivo y siempre existe una razón para posponer la anhelada vía. Por el lado caucano las cosas han sido aún más difíciles, y cada vez que posesionamos a un nuevo gobernador o un presidente de la república, le encomendamos la vía al mar como prioritario. Nos quedaremos esperando cuatros años hasta que se renueven las propuestas incumplidas.

Por esta razón la salida al mar se vuelve indefinida y no queda otro recurso que salir por el puerto vallecaucano de Buenaventura, que es en realidad la capital para los municipios de Guapi, Timbiquí y López. Estas razones me llevan a pensar que la propuesta de una salida al mar por nuestra zona es un imposible y no queda otro recurso que llegar por territorio del vecino departamento a su puerto natural que es Buenaventura.

La situación se torna más difícil debido a las condiciones sociales y económicas del puerto, de las que se ocupa diariamente la prensa nacional. Se han venido acumulando crímenes sin cuento que afectan la capacidad social de Buenaventura y que parece no tuvieran fin.




El más importante de los puertos colombianos es una caldera del diablo en donde no hay ni Dios ni Ley. Miles de personas viven en condiciones de pobreza extrema y la situación de servicios públicos como de vivienda se agravan cada día, especialmente por la migración y por la incapacidad de gobernar el puerto que recibe y despacha la mayor carga de Colombia en toneladas métricas. ¿Por qué tanta desidia y por qué nuestros gobernantes son incapaces de transformar el puerto? ¿No será mejor intentar un recurso especial para arreglar el problema?

Se me ocurre que un estatuto de esta naturaleza contemplado en la ley podría servir como último recurso para saber que Buenaventura puede ser el gran puerto colombiano sobre el pacífico con los atributos y la infraestructura necesarios para prestarle a la nación los servicios que demanda. Si deseamos cambiar las cosas hay que recurrir a soluciones extremas y pensar que solo con ellas se podría modificar el triste estado de la situación en Buenaventura. Está bien que se hable de Tribugá, el puerto en el Golfo de Urabá, lo que haría menos acuciosa la dolencia de Buenaventura, pero esto es una obra a largo plazo con los obstáculos inherentes a su naturaleza. Por ahora todos debemos pensar en el puerto no como problema local sino como asunto nacional que a todos nos interesa y que puede ser el gran fenómeno social de este siglo en el pacifico.

Coletilla gastronómica: El próximo Congreso Gastronómico de Popayán mostrará su pujanza por la dirección que se le ha venido dando. Todos debemos colaborar como asunto de ciudad y no pensar en forma lastimera que se trata de un asunto de menor monta para vender comida en el Parque de Caldas. No. Es el segundo acontecimiento de la ciudad del que pueden beneficiarse cientos de ciudadanos que aspiran a tener una mejora en su bienestar y en la economía local.