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    Apicultura en Tunía, una práctica milenaria

    Empresa dedicada al cultivo de abejas en la población de Tunía, comercializa productos de calidad para la salud y la belleza.




    La abeja reina vive hasta 5 años, y pone entre 5 y 6 mil huevos diarios; las obreras 45 días; y el zángano 25 días. Fotos suministradas por María Clemencia Muñoz.

    “El polen que esparcen las abejas, permite que los apicultores gocen de buena salud”.

    El Apiario requiere condiciones especiales para la producción de jalea real- de sabor ácido-, y en el Cauca solo tres personas se dedican a esta labor.

    Son más de 60 años los que Carlos Vivas, habitante de Tunía, ha dedicado al cultivo de abejas, desde que Radio Sutatenza, ´una Escuela Radiofónica que funcionó desde 1947 hasta 1994, orientaba a los campesinos de Colombia en el aprendizaje de diferentes técnicas de producción agropecuaria para el mejoramiento de sus economías´, así como también en la crianza de animales.

    Hoy, con 95 años, el señor Carlos se ha convertido en el apicultor más antiguo de la zona; y como nunca tuvo hijos, sus conocimientos sobre apicultura fueron  transmitidos a su sobrina María Clemencia Muñoz Vivas, quien desde muy pequeña mostró interés por esta importante actividad. Ella, aprendió que “las abejas son un elemento primordial para la polinización de las plantas, que estos insectos no solamente nos brindan unos productos con los cuales uno puede conseguir unas economías, sino que también hacen parte de nuestro bienestar”, resalta.

    Según comenta, en aquella época no existía una cultura hacia el consumo de miel, por lo que su tío debía salir a buscar clientes hasta Cali, quienes generalmente eran extranjeros europeos.

    Con el tiempo, esta práctica dejó de ser un negocio familiar para convertirse en una sociedad donde interviene un químico y un médico. La empresa, ubicada en la vereda Quebrada Grande de Tunía, está legalmente constituida, y cuenta con licencia del INVIMA.

    Otra preocupación que ha puesto en jaque a productores que se esfuerzan por sacar al mercado productos de calidad, es la adulteración de la miel.
    Gracias a unas fórmulas inglesas que fueron obsequiadas a María Clemencia para fabricar productos de belleza, el negocio fue ampliado utilizando como base sub productos de la colmena: “shampoo, gel corporal, cremas para el cuerpo, para el rostro- obtenido del néctar de las flores-, propóleos- resina extraída de ciertas plantas-, polen- órgano masculino de las plantas que hacen posible la polinización para que hayan frutos-, cera- sudor segregado por las glándulas de las abejas con la que hacen los panales-, jalea real- alimento de las larvas producido por una glándula de la cabeza de las abejas, donde en vez de una obrera o un zángano solo una es alimentada por más tiempo cuando la colmena necesita una reina-, y el veneno que se utiliza para combatir enfermedades degenerativas como reumatismo, artritis, entre otras”.

    Relevancia de la apicultura

    A pesar de que en la naturaleza existen otros polinizadores como las mariposas, murciélagos, avispas- destaca esta apicultora-, éstos no tienen la misma relevancia que las abejas: “Si no hay abejas no hay alimento, y sin no hay alimento no hay vida: de ahí la importancia del cultivo de las abejas”. Y en realidad, a nivel mundial, la vida de las especies, incluyendo la nuestra, dependen en gran medida de los Antófilos´que aman las flores´– o abejas, clasificadas en el Orden de los insectos como Hymenopteros porque “el papel más importante que ellas desempeñan en nuestra subsistencia y en el equilibrio del planeta, es por la polinización que realizan, haciendo que la producción de frutas o cualquier otro alimento aumente hasta un 40%, y éstos sean de mejor calidad, de mejor sabor y de mejor tamaño”, puntualiza.

    ¿Abejas híbridas?

    Uno de los pocos productos del mercado que no tienen fecha de vencimiento es la miel, la cual tiene un proceso natural de cristalización- como afirma María Clemencia-, pero no es recomendable calentarla porque pierde propiedades.
    Las abejas africanas, también llamadas abejas asesinas, son consideradas las más peligrosas del mundo, las cuales ´en 1956 fueron introducidas al Brasil con el fin de desarrollar un programa de mejora genética´- cruces con otras especies-, y como bien lo explica María Clemencia, “por un descuido humano, éstas escaparon de la colmena recorriendo toda Suramérica. La abeja sufrió un cruce con la abeja africana, y por eso ella es defensiva, y lo hace cuando le quitan su producción, su comida”.

    Crisis apícola

    Desde hace años se viene presentando una crisis mundial debido a la disminución del número de abejas, que está afectando seriamente a todos los apicultores. Según comenta María Clemencia, “En el Cauca hemos tenido problemas por las fumigaciones, por las ondas de radio, y también por las enfermedades”.

    Asegura que el gremio apicultor del Cauca se ha pronunciado ante las diferentes Entidades Ambientales respecto al tema, pero nadie les da respuesta y aducen no tener nada que ver al respecto.

    Otra preocupación que ha puesto en jaque a productores que se esfuerzan por sacar al mercado productos de calidad, es la adulteración de la miel: “Es una competencia desleal porque uno consigue miel de 5 mil pesos, y además la están importando de la China, que viene falsificada. En Argentina devolvieron toneladas de miel que exportó al Japón por encontrarle trazas de químicos, y esa miel llegó aquí para ser vendida en el mercado”.

    Consejos prácticos

    Uno de los pocos productos del mercado que no tienen fecha de vencimiento es la miel, la cual tiene un proceso natural de cristalización- como afirma María Clemencia-, pero no es recomendable calentarla porque pierde propiedades. Así mismo, destaca que en Colombia los mejores productores de miel se encuentran en la Costa Atlántica, donde ésta es líquida por encontrarse sobre el nivel del mar, lo cual hace que- a diferencia del Cauca y regiones con baja temperatura – tarde años en cristalizarse.

    En cuanto a personas hipersensibles a las abejas, se ha demostrado que el polen, dosificado, es bueno para su tratamiento, como lo asegura María Clemencia.

    En proyecto

    María Clemencia, junto a su pareja, el arquitecto Ovidio Agudelo Ospina, próximamente abrirán las puertas de su vivienda campestre para brindar a los turistas un espacio natural donde alojarse, donde animales como caballos, cerdos, gallinas, patos, gansos, y por supuesto abejas, forman parte del entorno.

    Para ello, esperan ampliar el número de personal para trabajar en este lugar, y así  poner en funcionamiento el consultorio de apiterapia que allí se tiene acondicionado. Hasta el momento, la empresa cuenta con puntos de venta en Cali, Popayán, Piendamó y Tunía.