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    Amazonas es de todos

    DIEGO FERNANDO SÁNCHEZ VIVAS

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    Se necesitarán 200 años para recomponer el ecosistema que resultó devastado con los incendios forestales presentados en el Amazonas en las últimas dos semanas y que ha sido el resultado de quemas ilegales o incendios provocados por madereros, ganaderos y agricultores que pretenden ampliar la frontera agrícola y ganadera para explotación comercial a costa de miles de hectáreas deforestadas.

    la Amazonía es una zona que abarca unos 7 millones de kilómetros de los cuales el 65% está en territorio de Brasil y el restante en Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana, Surinam y Venezuela. En dicha región existen aproximadamente 390.000 millones de árboles que corresponde al 10% de la biodiversidad mundial, es habitada por 35 millones de personas de los cuales 2,5 millones son indígenas, crecen 30.000 tipos de plantas, 2.500 especies de peces. 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,6 millones de insectos.

    Todo ese complejo ecosistema capta gran cantidad de dióxido de carbono que se produce en el mundo, pero además representa el 15 % del agua dulce de la Tierra, actúa como reguladora del clima y es la mayor fuente de biodiversidad del planeta. La exministra de Medio Ambiente de Brasil Marina Silva da un ejemplo muy gráfico de lo que representa para el mundo la Amazonía, y señala: » Para bombear los 20.000 millones de toneladas de agua que son evaporadas gracias a los árboles amazónicos necesitaríamos 50.000 hidroeléctricas y 150 años de trabajo continuo para poder movilizar lo que la Amazonía hace en un día».

    Lo más lamentable y censurable es que quien debiera promover la defensa de la Amazonía por ser el presidente de la nación que alberga el 65% de ese territorio en su país Brasil, Jair Bolsonaro es paradójicamente quien está haciendo lo opuesto. Durante su campaña presidencial había señalado temerariamente que no iba a proteger ni un milímetro de tierra que pudiera explotarse y ya siendo presidente ha realizado todas las acciones encaminadas a dejar desprotegido el tema ambiental en su país, tales como acabar con las secretarías de Cambio Climático, trasladar el Servicio Forestal Brasileño del Ministerio del Medio Ambiente al Ministerio de Agricultura , terminar con la Agencia Nacional del Agua, desmantelar los organismos de protección a los pueblos indígenas y extinguir las unidades de conservación, llevando tales políticas erráticas y retrógradas a un retroceso significativo en los avances que se habían logrado en los últimos años, algo realmente lamentable.

    Afortunadamente en un mundo globalizado e interconectado, el mundo vio con horror e indignación los efectos desastrosos y dramáticos de los incendios provocados en el Amazonas y la pasividad complaciente de Bolsonaro, conduciendo acciones concretas para detener la criminal depredación del ecosistema, y haciendo conciencia de la defensa del Amazonas. No señor Bolsonaro, el Amazonas no es de Brasil ni de su gobierno insensible y nefasto como usted en una inexplicable e inaudita ignorancia erradamente lo pregona, el Amazonas es de todos y a todos nos corresponde su cuidado y defensa, porque es la supervivencia del género humano la que está de por medio.