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    El voto de opinión define el nuevo Presidente

    ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS

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    El Cauca eligió y dio muestra de una re-culturización política a la hora de votar. Por segunda vez en la historia democrática, se derrotaron maquinarias prebendarias, corruptas y clientelares para ganar elecciones y satisfacer ambiciones puramente personales, sin ninguna dimensión del sentido de lo público.

    Para cautivar el voto de opinión, los actuales candidatos presidenciales, deben aceptar que la violencia fue un error del pasado; la obcecación de los enemigos del acuerdo de paz, hace que el debate democrático degenere en discusiones viciosas al resolver las equivocaciones del ayer. No pueden olvidar los candidatos que la mayoría de electores, hacemos parte de una generación que fue más lo que dañó que lo que la ayudó. Los daños son duras marcas en la integración social, marcas cuya responsabilidad compartimos con la enfermiza ambición de los adoradores de los gobernantes de turno.

    Los extremismos nos hicieron retroceder. Entre la violencia de una izquierda radical y una guerrilla obstinada que no pudo imponer el comunismo y se conformó con degradar el capitalismo y una derecha ultra goda y sectaria, que cree que sólo la ambición y la riqueza es el motor de la historia; entre estas dos demencias se debate nuestra decisión. El voto de opinión requiere de una alternativa social democrática, incluyente y participativa que equilibre y resuelva las actuales tensiones sociales, políticas y económicas.

    En el Cauca, el voto de opinión afloró espontáneamente, venció maquinarias y las redes clientelistas del voto cautivo, nutrido por las ambiciones personales de partidarios obligados a apoyar candidatos desconocidos o indiferentes a su pensamiento político, como requisito para permanecer en los cargos o ser contratados al servicio de las entidades públicas.

    El voto liderado por Sergio Fajardo y la Coalición Colombia, demuestra que son muchos los colombianos que le apuestan a la reconciliación y quieren vivir en un nuevo país, incluyente, diverso, libre de odio, rencor, exclusiones y violencia.

    En el Cauca el ganador fue Gustavo Petro con el 49% de los votos, 230.919; seguido del candidato Iván Duque con el 22% de los votos 107.141, y Sergio Fajardo con 60.891 votos. Lo que deja como lección a los gobernantes de turno que cuando no se actúa con honestidad, respeto y se constriñe a los empleados y contratistas a vender sus conciencias, los resultados son adversos.

    El poder ejercido con desenfreno y arrogancia, colma al gobernante inexperto de soberbia y autoritarismos, lo que deviene en equívocos que comprometen su popularidad y liderazgo, por lo que los grandes derrotados a quienes la maquinaria estatal al servicio de sus interés mezquino, después de una multimillonaria inversión, sólo les alcanzó para aportar 42.032 votos en el Cauca y en Popayán tan sólo 6.594 votos en favor del ex vicepresidente Germán Vargas Lleras; éstos resultados, representa un fracaso electoral vergonzoso que tendrá como retaliación la furia del fiscal General de la Nación quien en su reproche, desengavetará investigaciones pendientes que comprenden penas privativas de la libertad con suspensión y hasta la separación definitiva del cargo.

    El gran triunfador, Sergio Fajardo con 4.589.696 votos, vocero legitimado para garantizar del nuevo gobierno el compromiso en la lucha contra la corrupción y la implementación de una política pública para adoptar el nuevo modelo educativo que requiere el país.

    El voto de opinión de inclinará en favor de quien ofrezca una estructura de control político y fiscal que extirpe al corrupto como la parte enferma de esta sociedad, así como para desmontar el amiguismo y las alianzas clientelares que se adueñan del Estado en su propio beneficio, enriqueciendo familias y camarillas, cuyas células se alimentan en la ambición por permanecer de por vida aferradas al poder.

    Si la unidad de sustenta en un acuerdo para desmontar esta estructura mafiosa, bien venida sea, pero si por el contrario implica ingresar al mundo del atraso, carente de liderazgos y de sin una dirigencia que nos represente de verdad, más allá de sus propios intereses, sería nuevamente sucumbir en personalismo que sustituyen a las instituciones en un sistema prebendario donde la lealtad al gobernante de turno sustituye las obligaciones que imponen la constitución y la ley.

    Por fortuna por primera vez en la historia del país y por segunda vez en la del Cauca y ojala para siempre, se demostró que con decencia y organización, se puede vencer al tiempo y al número para terminar con los personalismos de la clase política y de los gobernantes de turno. Amanecerá y veremos.