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    Al oído del señor alcalde

    HUGO COSME VARGAS

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    Esta pandemia, nunca antes padecida por las tres generaciones actuales, está poniendo a prueba a nuestros dirigentes, quienes tienen dos opciones para actuar: el lucimiento o el fracaso, lo que significa: la protección de nuestras vidas o el deterioro de nuestra salud, y quizás la muerte de muchos ciudadanos. No es tiempo de tonos grises, no es tiempo de improvisar y menos de tratar de aprender. Todas las actuaciones deben ser racionales, lúcidas, concretas, rápidas, fundamentadas, transparentes e informadas. Así lo han entendido algunos pocos alcaldes de Colombia, a quienes vemos enfrentar con decisión y mucho coraje este crucial momento, pero hay otros, como el nuestro, que lucen desbordados por la realidad y desconectados con una comunidad que reclama previsiones y acciones contundentes, que nos permitan, por lo menos, anticipar lo que aquí va a suceder en el inmediato futuro.

    A nivel nacional se nos viene hablando con ligereza, de una “curva que se está aplanando”, sin que nadie nos haya explicado siquiera, a qué curva se refieren, y mucho menos cómo se mide ese aplanamiento, para poder informarle a la nación entera, matemáticamente, que sí se está produciendo realmente. Sabemos que en un episodio epidemiológico hay varias curvas posibles, todas ellas con un eje horizontal que representa la variable tiempo, pero con un eje vertical que puede significar: número de contagios, de fallecidos, de recuperados, de casos activos, de reinfectados, entre otros parámetros. De ellas, quizás la más importante para un dirigente, es la que indica el comportamiento de los casos activos, es decir aquellos que se obtienen al restar del número de contagiados, los fallecidos y los recuperados, porque este es el indicador que un alcalde debe comparar a diario, frente a la disponibilidad de camas hospitalarias en su ciudad. Es en este plano cartesiano, donde debe estar dibujada esta curva y las que se desprenden de ella cuando se mira el panorama de pacientes en casa o de aquellos que requieren UCI y, de estos, los que van a necesitar equipos de ventilación mecánica. Pero, ¿prioriza esto nuestro alcalde de la ciudad? He revisado hoy la página web de la Alcaldía de Popayán y, con mucha preocupación, no veo ninguna curva dibujada, y el último boletín municipal sobre el Covid-19 es del pasado 18 de marzo; tampoco veo los datos de nuestra infraestructura hospitalaria, ni la de aquellos municipios que están en el área de influencia de nuestros hospitales; tampoco hay un plan de acción que enseñe a los payaneses, qué va a suceder cuando los pocos ventiladores disponibles estén ocupados, o cuando las unidades de UCI estén repletas. ¡Creo que nos merecemos esta información!

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    El objetivo principal de las cuarentenas es el de detener el número de contagios, buscando preparar la infraestructura de hospitales y clínicas de tercer nivel, mejorándola en cantidad de camas UCI, ventiladores, personal de la salud capacitado, tecnologías adecuadas, medicamentos especializados, elementos de protección para el personal de salud, y, quizás también, aumentando la disponibilidad de las IPS de segundo nivel, a donde tendrán que remitirse los pacientes menos graves. Ya hemos visto lo que está haciendo tan diligentemente la alcaldesa de Bogotá, habiendo logrado convertir, de la noche a la mañana, a Corferias, en un gran hospital. ¿Y nosotros?

    Creo que se está desperdiciando en nuestra región, el valioso tiempo que nos brinda la cuarentena, que tantos sacrificios nos ha demandado; pues vemos tranquilos a nuestro Alcalde y a su Secretario de Salud, frente a un problema que, sin lugar a dudas, aquí nos llegará. Todas las curvas del Covid-19 siguen ascendiendo en el mundo, unas con menos velocidad que otras, y lo continuarán haciendo hasta que todos podamos vacunarnos, o infectar y sobrevivir, es decir, al menos dos años más. ¿Y mientras tanto?

    Recordemos que países como España e Italia, poseedores de una gran estructura de salud pública, fracasaron en la contención de este episodio. No es suficiente que nos digan que ellos se demoraron en iniciar las cuarentenas, porque ellas logran cambiar la pendiente de las curvas, pero una vez levantadas, las curvas se vuelven a inclinar. ¡Si en Popayán hubiese 200 ventiladores disponibles, no quiero para nadie, ser el paciente número 201!