¡Al caído, caerle… no!

ÁLVARO ORLANDO GRIJALBA GÓMEZ

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Desde hace muchos años atrás conozco a César Cristian Gómez Castro, como un ciudadano de bien, quien desde su juventud, siguiendo el ejemplo de su madre Doña Nicolina, desarrollaba su espíritu emprendedor con su empresa editorial San José, donde ordenábamos imprimir la publicidad para nuestras actividades y campañas políticas como lo hacían muchos otros políticos.

Hombre inteligente, correcto y capaz, con quien formamos parte del gabinete departamental, él como Gerente de la Industria Licorera y yo como Secretario de Gobierno, en la gobernación del doctor Guillermo Alberto González Mosquera, no merece estar viviendo el infierno que hoy le toca vivir, al verse privado de la libertad, pasando del despacho de la Alcaldía de Popayán, al penal de San Isidro como cualquier delincuente común.

La sencillez y la afabilidad siempre en el trato con los demás y sus capacidades como emprendedor, lo llevaron a pulso a ir ascendiendo peldaños en la política, hasta llegar a ser el Alcalde de nuestra Ciudad, con la más alta votación que se haya registrado hasta ahora, como para entender que no se trata de una persona que se pueda considerar un peligro para la sociedad, y se le esté dando el tratamiento como tal.

César Cristian Gómez Castro le ha servido a la sociedad, ha puesto toda su capacidad de trabajo para cumplir en la medida de lo posible con un plan de gobierno que lo llevó exitosamente a la alcaldía, y eso es algo que debe tenerse en cuenta en este caso.

Siempre hemos sido respetuosos de las decisiones judiciales, así muchas veces no las compartamos, y cuando ello ocurre, se debe acudir a los recursos legales que existen para objetar los fallos y las sentencias de los agentes judiciales, llámense como se llamaren, para que dentro del marco de un debido proceso al que tiene derecho todo ciudadano, pueda ejercer su derecho a la defensa y desvirtuar las imputaciones.

Popayán por primera vez en su historia, que se sepa, afronta la situación que un alcalde en ejercicio haya sido cobijado por una medida de aseguramiento que lo tiene en la cárcel, acusado de delitos presuntamente cometidos contra la administración pública, en etapa actual de investigación.

La morbosidad como se ha venido tratando el caso del alcalde Cesar Cristian Gómez, nos lleva a pensar que  seguramente muchos gozan de lo que le ha ocurrido al burgomaestre; como dice el refrán popular: “al caído caerle”, y por allí no es la cosa. Hay que respetar el dolor del ser humano, sin mirar su origen.

El alcalde es un hombre bueno, que pudo haber cometido errores, porque de humanos es errar, errores que tendrán que ser demostrados o desvirtuados en un juicio que apenas inicia, y según parece, habrá mucha tela de donde cortar, dentro del cual seguramente la defensa hará todo lo propio para demostrar la inocencia del alcalde.

Lástima que solamente se miren los errores de las personas cuando caen en una situación como ésta, y no se valoren las acciones buenas y positivas que también han realizado durante la vida anterior a la presunta comisión de las faltas que se investigan.

En sus más de tres años de gobierno el alcalde Gómez Castro, ha tenido aciertos y desaciertos, pero ha realizado muchas acciones y obras que han mejorado la calidad de vida de la ciudadanía payanesa, gestionando recursos, construyendo vías, alcantarillados, ejecutando programas sociales, culturales, ha llegado a las distintas comunidades; todo ello debe valorarse por quienes tienen que sopesar con justicia, sobre la verdad, la conducta del primer mandatario de los payaneses.

Mientras tanto el señor gobernador del Departamento tendrá que designar un alcalde para que lo reemplace, de terna enviada por los movimientos políticos que avalaron su candidatura. Desde aquí le enviamos una voz de aliento en tan difíciles momentos de su vida.

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