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Redacción fin de semana
@elnuevoliberal
Buenos Aires, Corinto, El Bordo, Toribío, Caloto, Santa Rosa, Caldono, Argelia, Miranda y Morales, fueron los municipios que la semana que termina vivieron momentos de miedo e incertidumbre, incluso la memoria de sus habitantes retrocedió varios años atrás cuando los hostigamientos y ataques eran a diario.
Antes eran las Farc y el Eln, esta vez, según la información de las autoridades son los Grupos Armados Organizados Residuales (Gaor) que hacen presencia en estos lugares y se disputan rutas y territorios donde hay cultivos de uso ilícito.
Uno de los municipios que vivió de nuevo el temor fue Morales, eran las 10:30 de la mañana del pasado miércoles cuando sus habitantes vieron como un grupo armado incursionaba y hostigaba la estación de policía, incluso durante varias horas hizo presencia en varias veredas ‘ejerciendo control’. Aunque no hubo heridos ni daños materiales, la incertidumbre persiste.
Hablamos con el alcalde de esta localidad, Silvio Villegas, quien nos relató los momentos de angustia, pero también de la labor que en estas tres últimas semanas ha cumplido su municipio, en medio del cierre de la vía Panamericana que hoy completa 20 días.
ENL: ¿Hace cuánto no presenciaban ustedes hostigamientos o ataques en Morales?
SV: En 2011 en la zona de la cordillera occidental ocurrió la muerte del entonces máximo dirigente de las Farc, Alfonso Cano, a partir de ahí hubo muchas arremetidas de las Farc contra la estación de policía y la base militar que hay en Morales, fueron frecuentes los ataques con explosivos, incursiones violentas, hasta tres por semana; sin embargo con el acuerdo de paz y la desmovilización de ese grupo todos respiramos y estábamos contentos, todavía estamos esperanzados en el proceso de paz, pero hemos venido observando que hay un resurgir de unos grupos residuales de las Farc que se han venido instalando en el territorio, desde el 2017 más o menos, están en Morales, Suárez, Cajibío y otros municipios vecinos.
El miércoles en plena mañana el pueblo fue sorprendido con la llegada de personal armado que hostigó el puesto de policía y que estuvo por varias horas en diferentes veredas haciendo control. Morales es un municipio muy rural y la gente estaba en sus ocupaciones, la sorpresa fue mayor porque ya no estábamos habituados a escuchar las balas, ni el ruido de los helicópteros, nada de esto.
ENL: Aun sabiendo la presencia de esos grupos, ¿Ustedes le siguen apostando a la paz?
SV: Sí claro, tenemos la esperanza, de ahí que le pedimos al Gobierno Nacional que implemente lo pactado, que se cumpla con lo que acordaron para que haya mejor inversión social, para que se atiendan los compromisos que se tenían, que le cumpla a los desmovilizados para que desincentive que esta gente vuelva a las armas.
ENL: Cambiando un poco el tema, Morales ha sido noticia no solo por lo ocurrido el miércoles, sino días atrás porque su cotidianidad ha cambiado debido al uso de la vía que ‘atraviesa su municipio’ para llegar a Cali y a Popayán, ¿Qué decir al respecto?
SV: Eso nos ha sorprendido, y a decir verdad también ha habido incomodidad, porque incluso los colegios se han abstenido de dictar clase y cuando lo han hecho ha sido de manera limitada con cursos de secundaria.
Ha sido difícil convivir con tanto tráfico en un pueblo que tiene una sola calle, sin embargo, le he planteado a los habitantes del municipio la idea de que lo que estamos haciendo es prestarle un servicio al país, que tenemos que hacer un poco de sacrificio para ello, porque es una vía alterna, un corredor humanitario porque por ahí pasan insumos para hospitales, alimentos, personas que deben ir al médico a Cali, o que regresan a Popayán después de cumplir un tratamiento.
La gente de Morales ha sido muy solidaria, en varias oportunidades han preparado comida y le han dado a la gente; aunque también hay personas que se aprovechan de la situación y cobran precios exorbitantes por un servicio de comida o transporte.
ENL: ¿Antes del cierre de la Panamericana esta vía era así de transitada?
SV: Sí se usaba, no como ahora, pero muchos la tomaban para llegar a Cali, porque es una buena ruta cuando hay buen clima, se gasta menos combustible y se pagan menos peajes. La gente la estaba tomando cada vez más, además que el paisaje es muy bonito y se puede observar el embalse de la Salvajina, muchos que no lo conocían, “obligatoriamente” lo pudieron conocer.
ENL: Hay incomodidades, pero ¿de esta coyuntura podría surgir algo bueno para Morales?
SV: Podría potenciarse el turismo, que quien quiera conocer Salvajina pueda hacerlo, pero para ello también necesitamos garantías de seguridad. Incluso uno podría pensar en armar un circuito turístico Salvajina – eje cafetero, o Silvia – Coconuco, o salir hacia el Huila o hacia el sur, hay muchas posibilidades para ofrecer un anillo turístico. Creo que esto va a dar muchas posibilidades para nosotros.
ENL: Además de esa vocación turística alrededor del embalse, ¿a qué más se dedica la gente de Morales?
SV: En medio de las dificultades hemos logrado avanzar con proyectos de pavimentación en el municipio, mejorando vías de acceso, también le estamos apostando a los procesos productivos especialmente con grupos organizados, ese ha sido un fuerte de esta administración.
Tenemos café, se han invertido casi 800 millones para apoyar la caficultura, se trabaja la ganadería doble propósito, hemos trabajado con el aguacate hass, se ha impulsado el cultivo de chontaduro y el cacao, pero uno de los proyectos más innovadores es el de ají, que lo estamos trabajando en alianza con un empresario privado que produce y exporta. Actualmente tenemos alrededor de unas 60 hectáreas, pero le estamos apostando a tener 200, propuesta que se quiere afianzar como una alternativa para la sustitución de cultivos de uso ilícito ya que aquí en las riberas del río Cauca hay presencia de coca.
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