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No paran los hechos violentos en el municipio de Puerto Tejada, al norte del Cauca: el guarda de seguridad Diego Escobar Valencia fue asesinado cuando delincuentes pretendían apoderarse de su motocicleta. La inseguridad, la misma que trunca la vida de ciudadanos inocentes, trabajadores, como el caso de Diego.
Las autoridades judiciales, acostumbrados a dar reportes de esto casos, explicaron que las primeras versiones establecen que la víctima fue interceptada por varios sujetos, con el propósito de despojarlo de su vehículo, una motocicleta en la cual se movilizaba.
“El asesinato se presentó en el sitio conocido como ‘El Escape’, ubicado al oriente de Puerto Tejada. Al parecer el joven Diego Escobar Valencia se opuso al atraco e intentó huir de las manos criminales de los asaltes, pero estos portaban poderosas armas de fuego y con las mismas acabaron con la vida de este excelente trabajador”, explicaron periodistas de Puerto Tejada, esos notarios de la violencia que acaba poco a poco con este municipio.
Las reacciones entre los familiares no se hicieron esperar porque Diego Escobar Valencia era querido por su carácter alegre, amable y pacífico. Trabaja largas jornadas para obtener el recursos económico necesario para su familia, en un país donde un salario mínimo es considerado un fortuna, pero que pareciera ser que no hay garantías para vivir, menos en un municipio como Puerto Tejada.
“Hoy mi familia está pasando el más doloroso momento en el ciclo de la vida. Danos fortaleza para comprender por qué hemos perdido de esta forma un ser tan noble. Danos el don del perdón para no guardar rencor en nuestros corazones. Danos sabiduría para que los que quedan encuentren la enseñanza de esta pérdida. Danos la oportunidad de entrar en tu reino y ser dignos de tu amor”, escribió la hermana de la víctima, en medio el dolor de la partida de Diego.
Agra la compungida mujer: “Mi familia. La familia que nació de la lucha de una madre soltera, que a pesar de todos los obstáculos siempre nos enseñó a amarte. Hoy súplica justicia pero también paz y amor en nuestros corazones. Permitirnos seguir unidos por siempre”.
Este poderoso mensaje entonces surge en medio de la realidad de este municipio, asolado por pandillas identificadas como ‘Los Puma’, ‘Los Escaperos’, ‘Los 23’, ‘La banda de la calle 13’, ‘Los Cochinoles’, ‘Los Machao’ y ‘Los Dandi’. Grupos conformados por jóvenes entre los 12 y los 15 años de edad que matan y roban, con una naturalidad que hiela la sangre al más frío de los seres humanos.
Ahora, entonces, queda esperar resultados judiciales así como políticas públicas más contundentes y efectivas para esta población para que ese talento y proyectos de vida no terminen en la delincuencia.
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