Que Ucrania no sea el florero

MIGUEL CERÓN HURTADO

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Desde que el presidente Bush y toda la élite del poder norteamericano, resolvió instaurar su política exterior para el Siglo XXI, durante la primera década parecía que todo iba sobre ruedas. Su propuesta del “nuevo orden internacional” debidamente respaldada por el Club Bilderberg y por supuesto, por la FED, marchaba casi libremente; pues los países que estaban por fuera de su órbita fácilmente iban siendo metidos en la rosca mediante una estrategia, sin duda eficaz, de tumbar al gobierno usando fuerzas de oposición armadas en el interior para el establecimiento de un nuevo régimen, este sí, amigo de Estado Unidos. El argumento del terrorismo, que había sustituido al fantasma del comunismo, daba bueno resultados a nivel de imagen publicitaria y de violación de la Carta de las Naciones Unidas. El artículo 51, por ejemplo, fue interpretado a su antojo con el cuento de “La guerra preventiva”. La formación de un nuevo orden mundial basado en un solo centro de poder y autoridad, marchaba sin mayores contratiempos.

Pero ahora en el segundo decenio del siglo y entrados ya en el cuarto año, parece que las cosas se le están enredando y los apetitos del nuevo orden mundial han encontrado piedras en el zapato. Siempre nos habíamos preguntado, ¿Rusia y China qué dicen? Pues ambas son potencias económicas y militares con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Al comienzo, cuando fue invitada Rusia a pertenecer al G-7, que le cambió de nombre al G-8, pensamos que este país había caído en las redes. Luego pensamos que iban a incluir a China en la Comisión Trilateral, creada en 1973 para incorporar a los asiáticos en los centros de poder mundial, con tal de que los norteamericanos y europeos no se untaran de raza amarilla en el Club Bilderberg; pero no se conocen informaciones al respecto y los chinos que reciben capital de muchos países por fuera de la órbita de la FED, siguen tan campantes.

Pero al que sí vemos empujando es a Putin. Primero fue en Siria, país donde los rusos tienen una base militar, que este gobernante neutralizó a USA. Ahora vemos a Ucrania, un antiguo país de la Unión Soviética, que está habitado con mucha población de origen ruso, donde se afronta un conflicto que está tomando ribetes preocupantes; pues USA con sus aliados de Europa, pretende mantener a Ucrania como país independiente, es decir bajo su control, mientras que Rusia, por supuesto, le sopla aire al movimiento pro-ruso que se fortalece en ese país. Rusia por su parte además de la cantidad de población que tienen en Ucrania, también tiene a su favor que es el proveedor de gas y si le corta el chorro, le produce un golpe grave a la economía de su antiguo aliado.

Preocupante por supuesto, porque si bien es cierto que la paz mundial nunca ha existido desde que se acabó la “guerra fría”, los conflictos bélicos siempre habían sido entre USA y un país débil; pero ahora con Rusia ahí metido, el futuro de la paz mundial es impredecible y lo más que se puede hacer es rogar, parodiando a 1810, que Ucrania no sea el florero.