Expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) brindan claves para que a los hackers no les merezca la pena averiguar tu código.
Se usan para casi todo: acceder al banco, al correo, al computador, a las redes sociales, etcétera, pero ¿qué seguridad ofrecen? Si las contraseñas no tienen la extensión y la combinación de letras, números y símbolos que los expertos recomiendan, podrían hackearlas en lo que se tarda en hacer un café. Así lo concluye un reciente estudio de la compañía de seguridad cibernética Hive Systems, que afirma que las contraseñas con menos de doce caracteres se pueden hackear al instante si sólo contienen números. Y algo parecido ocurre en el caso de que solo estén formadas por letras minúsculas.
¿Y si se incluyen mayúsculas, minúsculas, números y símbolos? Entonces la situación cambia, aunque se sigue estando desprotegido si se opta por una contraseña corta. De hecho, al hacker solo le haría falta algo más de paciencia: en caso de que no tenga más de ocho caracteres, en 39 minutos podría dar con ella. Por el contrario, si se usa una combinación de 12 caracteres con mayúsculas, minúsculas, números y símbolos, los hackers tardarían nada menos que 3.000 años en averiguarla.
¿Cuál es entonces la extensión y combinación recomendadas para estar lo suficientemente protegidos sin tener que contar con una gran memoria para recordarla? «Si hay números, letras y símbolos especiales como +, -, (, $, @, €… , a partir de diez caracteres ya se considera que, con los ordenadores actuales, el tiempo necesario para encontrar la contraseña, si no es una palabra conocida, es suficiente como para no perder el tiempo intentándolo», explica Jordi Serra, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que añade que todo depende de cómo esté construida esa contraseña. «Si es a partir de palabras que están en el diccionario, no es muy relevante la longitud. Hay herramientas que prueban combinaciones de palabras conocidas agregando también fechas. Para el resto, lo que se hace es crear combinaciones de letras y números, e ir probando. Cuantas más letras tenga, más combinaciones posibles se deberán probar hasta encontrar la buena».
En cualquier caso, siempre será buena idea no utilizar las más frecuentes. De acuerdo al estudio anual de NordPass, en el primer lugar del ranking de contraseñas más usadas en 2021 se encuentra la combinación de números 123456 y 123456789, que también ofrece otros datos curiosos. Por ejemplo, en los países latinoamericanos el nombre del equipo de fútbol preferido o el nombre de su país, tampoco es una buena opción. Y si buscamos las contraseñas más empleadas a escala mundial, además de las combinaciones numéricas que también aparecen en las primeras posiciones, la primera fila de letras del teclado de ordenador es la favorita: la combinación «qwerty» y en el siguiente puesto de la lista lo ocupa «password«.
Los tres métodos de identificación
A pesar de que hace años los expertos en ciberseguridad predijeron un mundo futuro sin contraseñas, hoy la mayoría augura larga vida para la contraseña al considerarla muy segura si se sigue la máxima de crearla combinando símbolos, números y letras con la suficiente extensión. Sin embargo, no es el único método de identificación. Como explica Jordi Serra, en la actualidad hay tres, que se resumen en tres aspectos: «Uno de ellos es lo que sabemos (contraseñas), otro es lo que somos (biometría, huella dactilar, etcétera), y el tercero, lo que tenemos (un dispositivo único al que enviar un código)».
En cuanto a cuál es el más seguro, el profesor de la UOC afirma que el dispositivo, bien utilizado, es muy útil. «Sí podemos asegurar que no se nos duplican estos dispositivos, o los roban, es seguro enviar un código único de acceso. El problema es la usabilidad, ya que hay que tenerlo a mano cada vez que se quiera entrar en un servicio, por lo que es poco usable«, explica. Respecto a la biometría, hasta la fecha se ha descrito como única porque no se ha podido demostrar que haya dos personas con la misma huella dactilar. El problema con este método de identificación es que se obtengan los datos asociados a la biometría. En ese caso, «no podríamos cambiar esa característica de nuestro dedo para cambiar el acceso, y solo tenemos diez dedos«. Por último, están las contraseñas, «que, si bien son las más débiles, son las más versátiles y fáciles de usar. Únicamente hay que utilizarlas bien«, advierte.
La buena noticia es que, al haber varios métodos posibles de identificación, podemos proteger mejor nuestros accesos. La recomendación es hacer uso de ellos de manera combinada. En opinión de Jordi Serra, si queremos ponérselo difícil a quien intente hackear nuestros accesos, lo mejor es «activar, si se puede, el segundo factor de autenticación, es decir, emplear dos de los tres sistemas de identificación. Lo más habitual es la contraseña y el código único al móvil a la vez», pero siempre que dediquemos algo de tiempo a crear una contraseña «difícil» que contenga más de diez caracteres con letras, números y caracteres especiales. «Podemos recordar una frase de algún libro o refrán, y poner las primeras letras de cada palabra, además de incluir también algún número y carácter adicionalmente para llegar a tener una contraseña de más de diez posiciones sin que tenga ningún sentido leído». ¿Un ejemplo? «‘EuldlMdcN3+’ podría ser para la frase ‘En un lugar de la Mancha de cuyo Nombre’ y poner 3+ al final. ¡Ahora no usemos todos esta contraseña para todo!», advierte.