HORACIO DORADO GÓMEZ
El segundo domingo de mayo celebramos el “Día de la Madre”; pero, mi escrito de hoy, es un homenaje a las madres que ya no están a nuestro lado. Por ello, escribo estos renglones en nombre de los huérfanos del mundo.
Madre, no estás físicamente, pero emocional y sentimentalmente sí, porque vives en mi mente. Te llevo a todas horas y, en mis recuerdos, siempre estás presente. Seguirás siendo mi amor más verdadero. Desde hace cuatro décadas te echo de menos. Cada día que pasa extraño más tu presencia. Me hacen falta los te quiero, tus besos, tus abrazos, tus consejos, tus consuelos, y tus enseñanzas. Entre más corre el tiempo, más siento el vacío que dejaste desde el día que te marchaste. Vacío que nunca podrá ser llenado de nuevo, porque el amor de madre es irremplazable. El consuelo que me queda, es que sé, que desde el cielo me irradias energía. Cuando converso contigo siento que cambia mi existir; me envuelve tu cariño, veo tu apoyo y protección.
A lo largo de mi existencia he comprobado cómo las amistades más duraderas se rompen. Por eso, en estos tiempos modernos, me lleno de valor para enfrentar esta vida que nos ha tocado vivir, vida en que tú ya no estás. Los caminos de la vida, ahora son más dificil andarlos. Los días se deshacen entre la maña y la incomprensión. Ahora el ritmo de vida me parece tan diferente al que cuando estabas tú. Hay momentos en los que veo todo tan negro con acontecimientos tan incomprensibles. Actos aberrantes e inhumanos, como el filicidio, en que un padre o una madre acaba con la existencia de su propio hijo ¡Qué tiempos estos! con sucesos que turban la paz de la familia por causa abierta, con el enemigo en casa, -parricidas- que esconden sus “ásperas” intenciones. Algo está pasando y no es nada bueno.
Pongo mi mejor cara y me armo de valor para enfrentarme a esta vida, gritando a los cuatro vientos: la madre es la mujer más importante de todas, pues ella es quien nos dio la vida. Esencialmente, existe esa persona que siempre va a estar a nuestro lado, que nos ha acompañado durante toda la vida y nos seguirá acompañando más allá de la vida; persona que nos profesa amor de verdad y para siempre y que, además, nos envuelve en cariño, apoyo y protección. Esa persona esuna buena madre.
No podía faltar entre mis escritos dominicales, estas letras de amor en homenaje a todas las madres. Una demostración de amor a ese inmenso esfuerzo por criarnos y darnos buena calidad de vida. A su apoyo incondicional y al cariño que nos regalan desde que vemos la luz por primera vez en este paraíso terrenal.
Ahora comprendo que no fue fácil criarme y enseñarme el buen camino, porque allí estabas tú, siempre dispuesta a sacrificarte por mí. Gracias mamá. Te seguiré amando y admirando, pues nunca te rendiste ni te cansaste de luchar. Siempre me he sentido bendecido al haber tenido una madre tan ejemplar como tú. Ahora eres la estrella que sigues iluminando mi camino. Madre Josefina: siempre me inspiraste a ser lo que soy. Espérame con Alix en el Cielo, que allí iré donde estén.
Civilidad: Un buen hijo, será buen esposo, buen padre y no le fallará a la sociedad.