RODRIGO SOLARTE
Podemos generalizar tal mérito (Titanes) a los Trabajadores de la Salud durante este 2020. Formados con la noción de Apostolado, este valor, propio del Ser social de los Humanos, es reconocido ampliamente desde las familias y grupos, hasta las diferentes sociedades con sus culturas diferenciadas.
El apostolado católico y cristiano, concebido como dogma caritativo de hermandad, se ha integrado a la ética ciudadana de nuestra formación educativa, colocándonos ante las autoridades civiles, hasta hace poco tiempo, como responsables profesionalmente de la vida, por los conocimientos y técnicas, que en equipo o grupos de diferentes disciplinas, adquirimos y actualizamos para evitar la muerte, así expongamos hasta nuestra propia vida.
Los derechos laborales que por el cumplimiento de estos deberes se han ido adquiriendo, encuentran conciencias híbridas, que tercian con más frecuencia, o son previamente condicionados, por el empleador, directo o intermediario, en contra del trabajador, demorando o relativizando los derechos adquiridos por la atención a los procesos de salud-enfermedad.
Los pioneros individuales cumplen sus propósitos en equipo, quienes multiplican tales valores, beneficiando comunidades marginadas, no solo geográficamente, también por la ausencia de coberturas con atención de calidad y calidez, emanadas de la real conciencia social que se haya adquirido a todos los niveles de la organización estatal o de Patria.
Estas ejemplares labores, creativas, solidarias y transparentes, reflejan generalmente la calidad formativa, humana y ciudadana de estos Seres Humanos.
Como producto de políticas y culturas maltratantes, también hay titanes de la maldad, cuya cultura híbrida, aprendida o en contextos de guerras e injusticias crónicas, desvían el natural instinto inicial, consciente después, a la buena y sana vida con búsqueda colectiva de la equidad.
Entre tantas enseñanzas de esta pandemia viral y otras, no infecciosas de larga duración estructural, el ESPIRITU CON ACCIONES SOLIDARIAS, centradas en la vida presente y futura de las actuales y siguientes generaciones, transformará vidas y contextos, realidad que ya se evidencia en muchas regiones como la nuestra, el Departamento del Cauca y Suroccidente de Colombia, pese a las violencias que no cesan, requiriendo más compromiso del actual y siguientes gobiernos, desde las regiones y el centro, con mayor énfasis en lo formativo, preventivo, de valores interculturales, reconocimiento de la diversidad e inversión social concertada con las comunidades.
Cada columna reflexiva tiene motivaciones para quien las escribe o expresa. Colegas pediatras que pasaron a otra dimensión de su existencia, dejando inolvidable recuerdos y procesos.
Luchadores permanentes por la vida de todas las especies y sensibilidad especial con las comunidades en contexto. Estudiosos y emprendedores que trascienden la privatización de derechos, como el de la salud, educación, ambiente y alimentación sanas, a la paz, el territorio y tantos, agudizados más por la ya popular CoVid-19.
Muy significante el de Titán nacional en Salud y bienestar del Pediatra cardiólogo unicaucano, Víctor Hugo Rodríguez Muñoz, facilitado por Caracol, al igual que en otras disciplinas y necesidades para el país que soñamos. Gracias, Víctor, por inspirar estos mensajes.
En esta era de los conocimientos con la virtualidad en auge, plena pandemia, navidad y año nuevo, retoma mayor vigencia necesaria, la responsabilidad o ética social de todas las disciplinas del saber. Ejemplos: genética, inmunología, epidemiología, economía, con las Vacunas y poderes políticos e ideológicos en pugna. Cambio climático, energías alternativas y economías productivas. Derechos humanos desde la gestación y de la naturaleza etc. Todos debemos convertirnos en TITANES POR LA VIDA, LA SOLIDARIDAD Y EL BUEN VIVIR POR LA EQUIDAD que estructuralmente logremos, para que las NOCHES Y DIAS DE PAZ que con nuestras niñas y niños cantamos en las navidades, sigan inspirando mejores realidades.