¿Qué significa la tradición?

Por Javier Arturo Ante Vidal

¿Qué significa para ti esta tradición religiosa de más de 460 años?

Asunción de Popayán o la ciudad blanca como muchos patojos de pura cepa le conocemos, detrás de cada anécdota, historia y tradición que nos cuentan nuestros abuelos y padres, y que con gran afección queda en nuestra memoria. Es una ciudad de amores bohemios y artísticos, donde las procesiones se vuelven uno de ellos, un vaivén de diferentes perspectivas y posiciones que siempre causarán revuelo a nivel nacional y local, pero que a nivel municipal nos darán tertulia y enfuerce como buenos payaneses.

Desde 1556 datan las procesiones, desde años antes las cofradías, con esa línea de tiempo que muchos tal vez estén realizando en sus mentes, podemos ver la valía en preservación y conservación de no solo una tradición con aquel intangible que trasciende las razas, los géneros, las edades y tal vez las clases de las que algunas épocas muestran con gran notoriedad. Un gran valor que a ojos de muchos y los míos, representa familia, arte, tradición, honor, penitencia y descanso; familia por todas aquellas que ya sea desde sus trabajos artesanales, artísticos y culturales se reúnen para aportar su granito al inmenso océano de lo que es Popayán y su sentir procesional, en mi caso puedo dar a conocer que como familia siempre sentimos esa responsabilidad y honor de ser partícipes de los recorridos sacros, se me inculco aquel gusto desde pequeño, pero que como a un buen vino se desarrolla con los años, que como decimos “metiendo el hombro”, de igual manera la gran emoción que sentía de niño al ver paso tras paso y ver pasar a mi padre, siempre con esa fortaleza del poder decir “otra noche más” o el ver su rostro de satisfacción al cumplir óptimamente su responsabilidad como carguero en imágenes que como representaciones de la pasión-muerte y resurrección, son también ese resultado de un trabajo en conjunto de escuelas de artesanos y escultores, floristas, entre otros, porque esa es la verdadera belleza detrás de los rostros briosos o angustiosos que llevan o más bien llevamos sobre nuestros callos, el peso de la tradición. Los cargueros, patojos, gozamos de ello, esas son nuestras vacaciones, una manera de descansar atípica a lo que muchos de nuestros compañeros de oficina, estudio harían, nos ataca un sinfín de emociones, entre la ansiedad antes de cumplir con la magna noche, la tranquilidad de saber que estamos con vida para poder compartir con los nuestros y esa satisfacción de lograr un buen carguío y el no pedirla para al final enorgullecernos de aquella inflamación que conocemos como callo.

¿Qué le cuentas a propios y visitantes sobre este evento tan especial para la ciudad?

La semana santa a lo mejor una semana más y una semana menos en lo que resta del año, es aquel momento esperado por devotos, semanasanteros y ciertas industrias de comercio que dependen en gran instancia de las numerosas visitas y trabajos generados en aquella.

Es aquella fortaleza que tenemos como ciudad, porque semanasantear no es solo ver procesiones; es compartir experiencias, degustar de la gastronomía, el poder conocer de nuestra historia mediante la red museística o recorrido frente la historia detrás de nuestros monumentos que son esa memoria de nuestros fundadores, sabios y próceres que en ocasiones dejamos en el olvido por tendencias del momento, recomiendo aquello enormemente si lo que nos gusta es aprender cada día más. De igual manera podemos encontrar eventos alternos como la exposición de artesanías manos de oro en aquel espacio que hoy día impacta de manera académica, como sede de ciencias políticas, derecho y comunicación de nuestra histórica universidad del Cauca (sería aquí muy importante invitar a que no solo turistas si no nativos, nos apropiemos y conozcamos un espacio como lo es el salón fundadores), de igual manera, el concierto de música religiosa e instrumental en una obra de la arquitectura republicana, nuestro teatro municipal Guillermo Valencia. De antemano destacar que hay que un poco los sentidos agudizar, para poder contemplar de todo esto, de la arquitectura en cada rincón del sector histórico, variando entre lo barroco, colonial y de esas estructuras internas que son de destacar como lo es el estilo pompeyano del Museo Luis Eduardo Ayerbe. En fin, hay que dejarnos sorprender de lo simple, como el ver un atardecer y sentir aquellas brizas, que cubren la ciudad.