Los territorios de ubicación temporal son la apuesta del Gobierno y las FARC para hacer la transición del conflicto armado a la vida civil. Sin embargo, se conocen muy pocos detalles sobre esta iniciativa, por lo que un grupo de investigadores se atrevió a hacer una propuesta para la ubicación de estos territorios. ¿Cuál es el papel del Cauca dentro de esta?
Mucho se ha debatido sobre las zonas de ubicación temporales que serían ocupadas por los miembros de la guerrilla de las FARC una vez se firme el acuerdo de paz, en donde se haría la dejación de las armas y los ex combatientes harían la transición hacia la vida civil. Sin embargo, no existe una propuesta concreta del Gobierno nacional sobre la posible ubicación o la extensión de estos territorios. Esto ha desencadenado una serie de especulaciones que han terminado generando mitos sobre las implicaciones y alcances de estos territorios.
Por lo anterior, distintos grupos de investigación se han puesto en la tarea de establecer los mitos y realidades que hay sobre estos territorios con el objetivo de promover un debate argumentado sobre estos.
En este orden de ideas, esta semana la Fundación Paz y Reconciliación publicó un mapa en el que se refleja su propuesta para la ubicación de estas zonas de ubicación temporales. Ciertamente, aunque por el momento se trate de tan solo una propuesta y no haya indicios de que el Gobierno planee acogerla parcial o totalmente, la información presentada puede lograr aterrizar la controversia sobre un tema crucial para la terminación del conflicto armado colombiano.
El Nuevo Liberal habló con el subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, para conocer en detalle los aspectos de la propuesta y su elaboración.
En el departamento del Cauca, en donde las FARC han tenido una presencia histórica importante y en el que este grupo tiene ciertos arraigos tanto históricos como sociales, fueron escogidos tres municipios para albergar estos territorios de transición temporales. En efecto, se trata de Guapi, Argelia y Suárez.
Estos municipios fueron escogidos teniendo en cuenta los siguientes criterios: en primer lugar se identificaron las zonas en donde históricamente se había ubicado la comandancia de las FARC que operaba en el departamento, asimismo se establecieron los puntos geográficos en donde operaban los frentes, columnas y compañía. En segundo lugar, se tuvieron en cuenta aquellos municipios en donde el grupo guerrillero tenía un arraigo social fuerte. Finalmente, se descartaron las zonas en las que otros grupos armados al margen de la ley tienen una presencia significativa, en la medida que esto podría complicar el panorama en materia de seguridad.
Ávila reconoce que de todas maneras los territorios escogidos tienen una serie de retos bastante complejos en le medida que estos se encuentran rodeados o bien de economías ilegales, o bien de otros grupos armados al margen de la ley.
No obstante, para el analista político e investigador, es importante tener en cuenta que para que los territorios de transición sean verdaderamente efectivos, estos deben ser atractivos también para las FARC. En otras palabras, sería contraproducente llevar a excombatientes a una zona que no conocen, en donde la población seguramente los rechazaría y en donde no se sienten seguros, para realizar la transición del conflicto a la vida civil.
Por ejemplo, resultaría altamente arbitrario que dentro de la lista de territorios de transición se escogiera a Popayán, Puerto López, Almaguer o El Tambo. En el caso de Puerto López se habla de un municipio altamente paramilitarizado mientras que, en el caso de Almaguer y El Tambo es innegable que la presencia histórica del ELN en el municipio y los mismos vínculos de este con la población, se podrían convertir en un problema de seguridad para los ex combatientes.
Frente a la creación de estos territorios, sectores políticos críticos del Proceso de Paz como el Centro Democrático han manifestado que esta figura replica la zona de distensión del Caguán y que, por ende, lo que el Gobierno está haciendo es establecer una multiplicidad de ‘’caguáncitos’’ por todo el país.
Sin embargo, Ávila manifiesta que existe una gran diferencia entre una zona de transición delimitada por un plazo de tiempo específico (6 meses) y, una zona de distensión en la que las partes hasta el momento se están sentando a negociar.
En una línea similar, este investigador recuerda que en todas las negociaciones de paz que han tenido lugar en la historia reciente, se han establecido estas mismas zonas delimitadas geográfica y temporalmente con el objetivo de permitir a los combatientes realizar la transición hacia la legalidad. De hecho, menciona que esta figura no es nada fuera de lo estándar y que ha sido empleada en los procesos de Sri Lanka, El Salvador, República Democrática del Congo y Guatemala se ha aplicado esta figura.
Sobre este punto también coinciden los investigadores Daniel Pardo y Eduardo Álvarez de la Fundación Ideas para la paz, quienes se encargaron de publicar un documento titulado ‘’Mitos y Realidades zonas de ubicación para las FARC’’ bajo el cual, establecieron que no sólo esta figura es un procedimiento normal en el marco de una negociación que busca darle fin a un conflicto armado, sino que además tiene una utilidad operativa que no puede ser desconocida.
En este sentido, en el documento mencionado anteriormente Pardo y Álvarez se refieren a las críticas que se han realizado estas figuras de la siguiente manera: ‘’Pareciera que cualquier avance en la negociación se convierte en un nuevo motivo de lucha política, en el que los aportes se destacan por su ausencia y, por el contrario, los palos en la rueda, movilizando fantasmas y miedos del pasado, parecen ser más efectivos’’.
Se cree que inicialmente el anuncio definitivo de la ubicación geográfica de los territorios que serán utilizados como zonas de transición generará algún tipo de rechazo en la población civil, en la medida que no existe mucha claridad frente a los alcances que estos puedan llegar a tener.
Por lo anterior, Ávila sugiere que cuando el Gobierno se acerque finalmente a las poblaciones que recibirán a los excombatientes se establezca una estrategia eficiente que permita explicarle a la gente con claridad y sinceridad los alcances, limitaciones y efectos de estas poblaciones.
Por ejemplo, se debe dejar perfectamente claro que una vez transcurran los seis meses que se tienen previstos en el mecanismo de verificación, lo más probable es que los exguerrilleros permanezcan en esos territorios.
Así las cosas, el debate sobre la ubicación y alcances definitivos de estos territorios de transición hasta ahora está comenzando, con el paso del tiempo seguramente surgirán más argumentos a favor y en contra de esta figura. Hasta el momento lo único cierto es que la participación del Cauca dentro de este plan será definitiva.
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