Son iguales, pero…

Por: HORACIO DORADO GÓMEZ

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Mucha gente no lo sabe: el uno es el Santo Ecce Homo “liberal” y el otro es el “conservador”. Ambos son milagrosos. Uno y otro le cumple al pueblo payanés, de allí que el primero de mayo tradicionalmente las calles de la hidalga ciudad se conviertan en ríos de gentes escoltando a su Patrono hasta la capilla de Belén.

El 1° de mayo es el día internacional de los Trabajadores, fiesta del movimiento obrero mundial. Aunque en miles de ciudades del mundo, se celebra el Día Internacional de los Trabajadores, en Popayán desde mediados del siglo XX, década de los años 1940, el obrerismo no conmemora la reivindicación de la jornada laboral de ocho horas diarias, cuando lo habitual en 1884 eran jornadas entre diez y doce horas. Quizá por ello, en este mundo globalizado, la celebración de Popayán es sui generis. ¡Popayán es única y espiritual!

En los últimos años el Santo Ecce Homo lo acompañan gentes de la clase media alta, pero la procesión del Primero de Mayo ha sido considerada “patrimonio exclusivo” de la clase obrera. Desde 1938 en la organización, Junta Pro Culto al Santo Ecce Homo de Popayán participan directivos, cargueros, regidores y alumbrantes tanto trabajadores como campesinos de empresas públicas y privadas. Dos desfiles procesionales se organizan. En el primero, solo alumbran mujeres: “la bajada del Amo” de Belén a la Catedral. El segundo, “la subida del Amo” de la catedral a Belén, alumbrando popularmente hombres. En aquellas calendas, se decía que sus feligreses eran principalmente partidarios de las ideas liberales de Jorge Eliecer Gaitán.

La imagen original llega de San Juan de Pasto a Popayán en 1680 aun sin terminar, siendo el artesano Don Juan Antonio de Velasco quien en la ciudad de Popayán lo terminó (encarnó) en su totalidad. Sus propietarios: Don Juan Antonio de Velasco y su esposa Doña Jerónima de Velasco, durante 30 años lo guardaron para su culto doméstico, luego la familia cedió la imagen a la catedral en 1717, desde este año fue subida y dejada definitivamente para venerar en el Santuario de Belén.

Como el paso del tiempo y el gorgojo dieron cuenta de la efigie original, el ex presidente Guillermo León Valencia confió la elaboración de una réplica al escultor español José Lamiel, quien en 1960 llega a Popayán contratado para tallar la copia del Santo Ecce Homo.

Dos epigramistas de la época se encargaron de politizar las imágenes, la original y la réplica. Otón Sánchez, carguero liberal, viendo que el Amo venía en hombros de caracterizados miembros del partido conservador, improvisó lo siguiente:

“Jesús Hijo de María

Oh Divino Redentor

Ya comprendo tu agonía

Viéndote en la compañía

De tanto conservador”

La respuesta no se hizo esperar por parte del doctor Francisco Velasco Navas, también carguero, pero reconocido conservador, dirigido al Amo en los siguientes términos:

“El gorgojo que es tu mal

Y motivo de procesos

Tuvo origen en los besos

De la chusma liberal”