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Por: María Alexandra Méndez Valencia
Especial para EL NUEVO LIBERAL
Desde el departamento de Arauca, territorio llamado por Bolívar “la puerta de la libertad”, se está convocando a todos los colombianos a acompañar la caminata para conmemorar el bicentenario de la campaña libertadora de 1819, y para que toda Colombia recuerde que fueron los llaneros los que dieron la libertad a nuestro país: 4 de junio de 1819 – 4 de junio de 2019.
Los participantes caminarán a partir del 4 de junio desde la ciudad de Arauca hasta Tame, luego irán a Pore, atravesando el Páramo de Pisba hasta llegar a Socha; de allí se dirigirán a Santa Rosa de Viterbo; el 25 de julio estarán en el Pantano de Vargas; el 7 de agosto llegarán al Puente de Boyacá y terminarán el 10 de agosto en Bogotá, fecha histórica, cuando el Libertador llegó a la capital de la Nueva Granada y el domingo 11 de agosto estarán en el cerro de Monserrate, donde terminará la caminata y en cuyo santuario, se oficiará una misa en honor a los caminantes y a este notable suceso histórico.
Aunque todos los eventos y festividades programadas son válidos y van a participar en ellos algunos segmentos de la población, cabe preguntarse: ¿Por qué rememoramos días históricos y patrióticos, de algo que se gestó a partir de hechos violentos? ¿Independencia de qué?
El 20 de julio de 1810 y el 7 de agosto de 1819, son fechas que han marcado un rumbo en Colombia, se insta en la historia oficial e institucional que dichos días deben festejarse y vivirse en grande, porque Colombia se separa de la corona española que impuso en su territorio el Virreinato de la Nueva Granada, que coincidió con la época en la que se trajeron las ideas ilustradas. Pero es gracias a la ilustración que nacen las leyes, la institucionalización, la razón, la crítica y la justicia, estas dieron pauta para que se iniciara una lucha de poderes que actualmente seguimos repitiendo.
La independencia de Colombia es la consecuencia de grandes cambios políticos y sociales que han dejado honda impronta en la Colombia del presente.
Al hablar sobre este tema, muchos piensan que aún existe una gran herida por cómo se dio la conquista de Colombia, y siguen pensando que la conquista fue lo peor que le pudo haber sucedido a este país, porque quedó en el olvido el pensamiento precolombino y la filosofía de vida que imperaban antes de ser conquistados por los españoles.
Otros piensan que fue lo mejor, porque se produjo el contacto con el mundo civilizado, que vino a sacar este territorio de la “barbarie” y del “atraso” en que estaba. Algunos más, no opinan nada al respecto, porque no saben o no les interesa, y simplemente se limitan a aceptar lo sucedido.
La independencia fue y ha sido aceptada porque en Colombia se empezó a trabajar bajo leyes ya dictadas en aquel momento, estas fundamentaron un pensamiento del que ahora formamos parte como sociedad colombiana; lamentablemente esta imposición de idearios se dio por medio de medios violentos y cruentos enfrentamientos.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la vida discurría en medio de ánimos caldeados entre liberales y conservadores que frecuentemente se enfrentaron en el campo de batalla, que tras la emancipación, acabaron de sumir a la joven nación en un campo de muerte, desolación y miseria.
Tanto en el caso de las luchas bipartidistas de esos tiempos, como en la época de la campaña independentista, más que luchar por una ideología, era una lucha por el poder, para determinar quiénes eran los fuertes ante los más débiles, las únicas formas que se encontraron para vencer fueron las guerras. En este caso, la Guerra de Independencia que seguimos festejando año con año.
Los establecimientos políticos y las ideas ilustradas del virreinato son los que ahora vemos marcados en la constitución, en las leyes y en las famosas reformas que se han aplicado y se aplican. Eventualmente esto podría conducirnos a que nos preguntemos ¿qué celebramos, nos independizamos de quiénes?
Es claro que esto no impide que como colombianos continuemos celebrando esta efeméride patria. Pero más que patria, se establecieron pensamientos institucionalistas que actualmente están dominando una gran parte de la economía colombiana y en la que no existe mucha libertad de expresión.
¿Acaso se festejan la guerra, la violencia y la muerte, a cambio de una imposición institucional y religiosa? Este festejar batallas para levantar la frente en alto por una patria que se gobierna día a día con más corrupción y con escasas garantías democráticas. Gobiernos que solo buscan intereses propios, donde el rico se vuelve más rico y el pobre más pobre. En este caso, parecería que la independencia de Colombia solo es una fecha oficial para demostrar que es un país se puede valer por sí mismo.
Porque al final de cuentas, no se logró una independencia total, nos separamos de España, ya no somos más un virreinato suyo, pero nos acercamos a otros países y particularmente a Estados Unidos del que ahora dependemos grandemente. No obstante, actualmente ésta nación, tiene mayor poder adquisitivo que el que tuvo España durante la colonia.
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