Son tres años de trabajo incondicional con la población que habita las calles de Popayán, labor que lidera Diana Ramírez, a través de la Fundación Semillas de Vida, junto a 9 voluntarios más, a quienes los mueve la solidaridad y generosidad.
Diana en entrevista con El Nuevo Liberal, relata que en medio de su trabajo como instructora del Sena, durante una práctica, conoció esta dura realidad que muchas personas ignoran y le tocó el corazón, es el mundo de las personas que por distintas circunstancias habitan las calles y muchas veces no tienen más opciones de vida y viven en condiciones infrahumanas.
“Comencé con la Policía a llevarles cada ocho días agua de panela a los chicos en condición de calle, en el planchón del barrio Bolívar y después de tres meses hice una publicación en Facebook del lugar que era un basurero y muchas personas se vincularon para colaborar y les dimos una cena más completa con pollo, lentejas y carne”, explica Diana.
Los víveres son proporcionados por los mismos voluntarios, algunos compañeros de trabajo de Diana y el sector comercio también aporta. Las actividades que en principio solo se hacían en el barrio Bolívar, se extendieron a otras zonas como Alfonso López y La Esmeralda. Tras la pandemia se vinculó la Alcaldía a través de la secretaría de Salud y otras entidades y se formó un grupo de trabajo. “Cuando inició la pandemia les llevábamos comida todos los días porque cerraron todos los negocios y ellos no tenían donde comer”, comenta la lideresa de la fundación.
En particular con los habitantes de calle que rondan por el barrio Bolívar, Diana ha logrado entrelazar una amistad y la reciben con calor humano, aunque reconoce que algunos incurren en malas acciones, ella cultivó un vínculo que la hace ver el lado positivo, puesto que es un grupo poblacional rechazado por la sociedad, razón que también la movió a ayudarlos. “Comencé a hacer actividades para bañarlos, cambiarlos, cepillarlos, les llevamos odontología, peluquería, ellos se ven diferentes y aceptados. Tenemos tres casos de personas en este sector que lograron superarse, gracias también a que los familiares aportaron para que entraran a centros de rehabilitación”.
Ese es precisamente el objetivo mayor que tratan de alcanzar, que estos ciudadanos salgan de las calles y tomen un nuevo rumbo, de allí que el nombre de la fundación sea Semillas de Vida, es un renacer, tal como lo han logrado hoy tres ex habitantes de calle.
A largo plazo, se busca que la fundación pueda seguir acompañando a estas personas pero dentro de un refugio, que sea manejado por el municipio, que las actividades que realizan mensualmente sean a diario y puedan dormir todas las noches bajo condiciones de dignidad. Además, se pretende que los entes gubernamentales apoyen, puesto que existen personas que quieren entrar a centros de rehabilitación.
La Fundación Semillas de Vida no recibe generalmente ayudas en dinero, pero sí en especie como alimentos no perecederos, ropa usada en buen estado, zapatos, elementos de aseo y cobijas, es la oportunidad para que usted se vincule y aporte en esta buena causa en favor del prójimo desamparado.