No me imagino lo que sería una marcha multitudinaria del sexo masculino reivindicando sus derechos y protestando por la utilización de sus virtudes genitales en los medios de comunicación; donde se utilizarían las cualidades erógenas masculinas para vender desde un carro hasta una libra de arroz. No imagino a los hombres protestando, porque en bares y discotecas son manoseados por mujeres morbosas que les dan sutiles nalgaditas en sus traseros. ¿Cómo sería ver una marcha de hombres protestando porque las mujeres han dejado bajo su responsabilidad el cuidado de sus hijos? ó ¿protestando por que la Ley no obligara a la mujer a asumir dicha responsabilidad? ó ¿Padres Solteros sin ningún respaldo estatal; con mujeres que birlarían con facilidad la Ley?
Tampoco imagino hombres sometidos a partir del mito en el cual Adán hubiese sido el seductor de Eva y el provocador del pecado erógeno original. No me imagino la continuidad del mito donde hubiese la creencia de que el reivindicador cristiano habría sido cuidado y educado por su padre José. Tampoco puedo imaginar el mundo Islámico que concibiendo el erotismo masculino y tapando para evitarlo, sus rostros. No puedo imaginar una sociedad masculina subyugada y marginada. Sencillamente esto No se puede hacer, porque la Cultura ha sido siempre el germen que propicia el que los hombres no necesiten de marchas multitudinarias para defenderse de una sociedad que los margine. Desde la mitología -y haciendo excepción del David de Miguel Ángel, exponente mayúsculo del erotismo masculino occidental- hasta la utilización de la Mujer, como producto comercial en los Medios Masivos, que venden sus tetas como propuesta productiva, acogida por todas las culturas contemporáneas. Y a esto no escapan ni las lideresas políticas -como lo sucedido con Yidis Medina en la revista ‘Sojo’ que sin ninguna prevención expuso sus carnes-.
Creo que la actitud de la Mujer ante la sociedad para reivindicar sus derechos vulnerados y sobre todo el derecho a no ser agredida ni maltratada; debe ir desde la protesta multitudinaria hasta la concepción e interiorización del Ser Mujer. La mujer no es sólo la víctima en la agresividad que evidencia el moretón, porque hay mayores agresividades en contra del Ser Mujer como es su concepción como objeto sexual; de la cual ha sido víctima tanto en el mundo islámico -que la apedrea si Ella llegase a mostrar su hombro- como en el mundo occidental, que vende las partes femeninas con la anuencia de la propia mujer, quien se vanagloria de este estilo de vida! Las casas comerciales de modelaje y el modelaje en sí, está muy vinculado a la prostitución. Sin embargo en el caso de Colombia, son RCN y Caracol, los que más venden productos como “Sin tetas no hay paraíso”.
Contradicción cultural: mientras las mujeres protestamos por la violencia, la Televisión y el Cine venden a la mujer como un objeto más del consumismo; cosa que no sucede con el sexo masculino. El Cine y sobretodo los dramatizados colombianos y latinos reivindican una posición subalterna de la mujer, en la que los grandes machos “les dan en la jeta y entre más les dan; más se enamoran”: Mundo mediocre que se refleja en la mentalidad de la mayoría de nuestras mujeres; quienes consumen con verdadera ansiedad de adicción; los variados canales de telenovelas y los cada vez más mórbidos dramatizados colombianos, ahora invadidos por las subculturas “traquetas” del super-machismo, las armas y la violencia. Desde el mito de la creación concebida en todos los credos orientales y occidentales; se encuentra culpable a la mujer de provocación y por ende ha recaído sobre ella el estigma del pecado; pecado que amerita castigo. Sacar del inconsciente esto último es algo que valdría la pena poner sobre la mesa. ¡Mientras tanto, exijamos como parte de las reivindicaciones que la misma Mujer No se comercialice!
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