MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE
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“Es importante que los caucanos nos preguntemos que nos une”… Así comienza el discurso de Elías Larrahondo, el líder afro al que le hemos entregado por votación popular el poder para administrar los destinos del departamento del Cauca.
Luego dice que es necesario reconocer y reconocerle a la gente lo que ha logrado, lo que hizo y lo que está haciendo por el Cauca, sin egos, sin egoísmo y con gratitud.
Y se pregunta en voz alta: ¿qué nos convoca como caucanos? Y dice entender que la respuesta es una tarea superior que no puede hacerla solo, que requiere el compromiso activo de líderes y ciudadanos de todas las tendencias y regiones, pero también de una gobernación donde los funcionarios asuman su papel de “servidores públicos” para servirle a la gente de verdad verdad, y los maestros enseñen a los niños y jóvenes a sentirse orgullosos del lugar donde nacieron.
Y reflexiona en voz alta sobre el daño que hacen “los egos” a los hombres en política, sobre los protagonismos individuales que no le hacen bien al Cauca, sobre la injusticia con los caucanos cuando los medios de comunicación se dedican a mostrar lo negativo generando malestar colectivo, pero sobre, todo quitándole la esperanza a mucha gente.
Que no desconoce que hay problemas de conflicto armado, de minería ilegal, de violación de derechos humanos, de cultivos ilícitos, de analfabetismo, de fallas en la atención en salud, de falta de vías… Que claro que hay problemas sociales y económicos por resolver… pero que “el foco y la mirada” de los medios no se puede quedar allí, que es necesario devolverle la esperanza a la gente resaltando los valores positivos que como caucanos tenemos.
Y dice que tiene claro que una de sus metas como gobernador del Cauca será transformar las narrativas que nos condenan y hieren, en una apropiación positiva de lo que somos culturalmente. Que es necesario mejorar la autoestima resaltando aspectos vitales en cultura, turismo, biodiversidad, asuntos poblacionales, valores humanos… que es necesario proyectar nacionalmente el departamento de otra manera; y que, por tanto, su Plan de Desarrollo no puede ser un documento cualquiera, sino una verdadera carta de navegación.
Dice que no ha venido a jugar al héroe, que no se las sabe todas, por lo que requiere del compromiso de trabajo de su equipo, y de los caucanos. Que como ser humano todos los días se mira al espejo para no dejarse ganar por la vanidad del político sino por la vocación de servir y de cumplir con el compromiso que la vida y la historia le ha brindado. Que cree en la gente, en el trabajo colectivo, en los funcionarios contratados para ayudarle a sacar su gobierno adelante. Que no ha venido a gobernar para un sector, que quiere gobernar para el bienestar de todos. Que tiene claro que el poder transitorio que se le ha otorgado tiene validez en la capacidad de respuesta y de gestión del estado, a las inquietudes y necesidades de la gente.
Y nos pide a cada uno de los presentes asumir el compromiso de ser caucanos, de trabajar con respeto por la gente, de apoyarlo para hacer realidad un Plan de Desarrollo incluyente esbozado en cuatro líneas determinantes: equidad para la paz territorial; sustentabilidad ambiental y cambio climático; dinámica económica e infraestructura; transparencia y buen gobierno.
De esta manera se instaló el Consejo Departamental de Desarrollo.
El mensaje fue claro, contundente, sencillo, poderoso.
Y todos allí entendimos la consigna y juramos trabajar en esa dirección sin egos, sin egoísmo y con gratitud.
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