Ante la carencia de ideas

Editorial 

No han sido pocos los espacios que han tenido los candidatos a la Presidencia de la República, a pesar del poco tiempo destinado a la campaña según el calendario electoral, después de las elecciones parlamentarias, llevadas a cabo hace dos meses, que se juegan su ‘suerte’ el próximo 26 de mayo de 2022 en las urnas, tanto en tiempo como en lugares cerrados y públicos para hacer conocer a los electores y sociedad en general sus propuestas ante los más disímiles problemas que aquejan a nuestro país, recreando con ello un intenso y agitado debate electoral.

En estos procesos, unos y otros, a través de medios impresos locales, regionales y nacionales, radiales y televisivos, en formatos de entrevistas, reportajes y foros; así como en redes sociales, internet, Twitter y WhatsApp han planteado sus ideas, unos con una amplia generosidad y contundencia en sus argumentos, lo que demuestra suficiencia en el conocimiento del país en los campos económico, social, ambiental, educativo, salud, empleo, prestaciones sociales, cultivos ilícitos, minería ilegal, moralidad pública, corrupción y narcotráfico, otros que no lograron que sus ideas y planteamientos salieran de lo que se conoce como ‘navegar en los lugares comunes’, pronunciando discursos insulsos e inanes, muy fáciles de identificar, lo que ha llevado a que en la mayoría de las encuestas, casi todas, comiencen a marcar profundas diferencias entre la renovación, que conlleva sus riesgos, y el continuismo que propende por mantener el statu quo y con ello preservar el estado de cosas tal como están.

Situación que, en el contexto de profunda polarización política que vive el país, lo cual no es desconocido para nadie, se ha dado paso, en la actual campaña, a la práctica de algunos candidatos que, ante la carencia y/o debilidad en los argumentos y propuestas, quizá por recomendación de sus asesores de imagen, al uso directo e indirecto de mensajes subliminales, a través de cuñas y amplias grandes vallas publicitarias muy bien diseñadas, colocadas fundamentalmente en las capitales de los distintos departamentos y en áreas urbanas pobladas, así como en las vías o arterias interdepartamentales, las cuales se caracterizan por una buena imagen del candidato y de su fórmula vicepresidencial y una que otra frase, muy corta y sonora, que generen impacto en el subconsciente de los potenciales electores al ser vistas y leídas, tal que los disponga, sin importar las ideas, a votar por ellos.

La otra estrategia, sobredimensionada ante la carencia de ideas, es la relacionada con la redes sociales, la que han servido para todo, a unos, a los que se destacan por sus ideas, argumentos y propuestas, para llegar a más ciudadanos y fortalecer en ellos su acompañamiento consciente en las urnas, pero a otros, aquellos que adolecen francamente

de ideas, argumentos y propuestas han hecho, gracias al anonimato que se maneja en este tipo de herramientas virtuales, un ‘rentable’ espacio político para cabalgar en medio de la banalidad y poca profundidad y rigor para el análisis y con ello obtener réditos electorales inmediatos sin importar el desarrollo futuro del país.

 

Cada vez que se acerca más la hora cero, en el que las urnas sentenciaran quien es el futuro presidente del país, las falsas noticias, el montaje de videos engañosos realizados a nombre de una campaña pero elaborados por sus contendores políticos, para desprestigiar a los primeros, lo que se denomina contra campaña, y la cantidad de todo tipo de improperios, estigmatizaciones, señalamientos al candidato que ha despertado mayor interés en la ciudadanía, a través de absurdas falacias y sofismas construidos o fundamentadas en medias verdades o en situaciones que se han dado en otras latitudes e incluso en épocas pretéritas de la vida política latinoamericana, para con ello infundir miedo a la renovación sustentada en ideas, argumentos y propuestas, que es lo que anhela el pueblo colombiano para avanzar hacia mayores niveles de bienestar social y prosperidad económica en un contexto de convivencia y paz.

Grave esta práctica que busca invisibilizar y borrar de tajo el poder de las ideas y los argumentos en los cruciales momentos que vive el país, pero más grave aún la actitud de muchas personas que reciben este tipo de mensajes, que, sin el más mínimo análisis y discernimiento de estos, simplemente los ‘reenvían’ considerando que con ello le están haciendo un gran favor a la democracia y a Colombia, siendo muchas veces idiotas útiles de causas ajenas.

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