WALTER ALDANA Q.
Cuando de niño, mi padre Ángel María, me llevaba a las reuniones de futuros pobladores del barrio Policarpa en Bogotá, lo veía hablar y me sentía orgulloso, solo comparable con Kaliman o Arandu, las novelas que me leían mis hermanos José Ángel o Arcadio.
Y el gran hombre enfundado en una chaqueta de cuero negra fue mi ídolo, era ni más ni menos mi guía, mi referente de palabra y rectitud en el actuar, cuando en el colegio me colocaron por tarea hacer una poesía, ahí, él, imponente, con su sabiduría practica desescolarizada pero profunda: “estamos terminando año, ya vienen las elecciones, estamos aguantando hambre nosotros los proletarios…”.
En esa época ser líder o lideresa social no era un oficio peligroso, nunca cuando él salía quedamos en casa pensando que nos lo podrían desaparecer, pegar un tiro de granada del Esmad en una vista, o buscar que una sección de la “justicia” en Santa Marta le solicitara a un juez en Popayán para librar una boleta de captura contra un hombre que está en otra ciudad, como le ocurrió a Robert Daza.
Lo anterior es clara muestra del montaje judicial.
Y cuento la historia con mi padre por que Robert y él tienen parecido, los dos por ejemplo hacían sus oficios con total responsabilidad el uno en el almacén donde laboraba y Robert en su parcela, en su tierra.
Mi padre con salario minimo para criar siete hijos, Robert con sus pensamientos y compromiso a guiar un pueblo como Coordinador Nacional Agrario y el Congreso de los pueblos.
Pero además porque la tranquilidad para leer los retos familiares, sociales y políticos con que asumía mi padre (quien partió hace ocho años) y la paciencia de Robert da tranquilidad y seguridad de entender lo que plantean.
Y hago el esfuerzo por saber que pretenden los detentadores y abusadores del poder; a diferencia nuestra que creemos que la oposición se debe convertir en alternativa de poder para fortalecer nuestro sistema democrático, desde abajo, construyendo poder popular, ellos avanzan hacia el estado de opinión (concentración de poderes ejecutivo, legislativo y judicial), con ayuda de los grandes medios de comunicación y las iglesias.
A 12 horas de capturar a Teófilo Acuña y Adelso Gallo, en la ciudad de Pasto, en casa de su hija detienen a Robert, de “judicializaciones arbitrarias y montajes jurídicos” califica la directiva del Congreso de los pueblos y el Coordinador Nacional Agrario.
Ser líder NO es un delito, es ser orgullosamente vocero de quienes no son escuchados, pero tienen cosas que decir, es en estos tiempos incluso arriesgar la vida, salir de casa y querer volver a los brazos de quienes nos aman, ser lideresa es ser valoradas no de reconocimientos amañados y utilitaristas de la institucionalidad, al líder lo reconoce, lo valora, lo quiere la comunidad que representa, por eso a Robert Daza, lo extrañan sus gentes, las plantas y los animales de su finca, por ello las fuerzas positivas de la naturaleza le darán la razón en su defensa y los inquisidores del odio y el miedo, perderán su perversa intención de enlodar su nombre con la infamia.
Entonces Robert Daza, mi homenaje para ti porque ser líder o lideresa, es un don dado por Dios y confirmado por la comunidad y nunca… un delito.