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Uno de los recuerdos más gratos que tengo de mis épocas de estudiante de derecho de la Universidad del Cauca, era la costumbre de revisar la visión integral de la realidad nacional que semana tras semana podía leer en una revista que en ese entonces consultaba en el puesto de la esquina de Santo Domingo, Semana. Tenía la costumbre inveterada de leer palmo a palmo una publicación que resumía magistralmente en sus artículos todo lo acontecido en siete días, hechos que en ese entonces al igual que hoy conmovían todo el ámbito nacional, ya que Colombia ha sido siempre una nación prodigiosamente noticiosa. Semana tras semana esta publicación ha llevado a los colombianos el registro de las más importantes noticias, pero también ha destapado los mayores escándalos que han rodeado la realidad nacional. Sin su concurso hechos tan graves como la parapolítica, el proceso ocho mil, las chuzadas y los mal llamados falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales no se hubieran conocido en toda su gravedad.
Por eso es que resultó tan chocante que su columnista más leído Daniel Coronell hubiera sido despedido de una manera tan arbitraria y sumaria mediante una llamada del socio fundador Felipe López, precisamente por una columna la cual tituló » La explicación pendiente», en la que manifiesta su inconformidad por el tratamiento que la revista le dió a una grave información sobre una directriz del ejército, tema que conoció el New York Times y publicó con amplia difusión cuando Semana tenía la misma información y no la publicó en su momento. Daniel Coronell ha sido desde el año 2005 en que se vinculó a la revista, uno de los columnistas más leídos y respetados en el periodismo nacional por la rigurosidad de sus investigaciones, la precisión de sus denuncias y el impacto que estas causan, no se ha detenido en sus averiguaciones ni por la presión ni por las intimidaciones de los más encumbrados heliotropos del poder en materia política, económica y gremial, convirtiéndose con sobrada razón en el némesis de la clase dirigente corrupta de esta nación.
Luego de producirse tan ignominioso despido, muchas voces de apoyo y solidaridad llegaron para Daniel Coronell. En la misma revista, Daniel Samper Ospina dejó a un lado su columna jocosa y en un tono vehemente y serio cuestionó la salida de su colega de la revista y anotó. «El jefe de un periodista no es el dueño del medio para el que trabaja, sino sus lectores: el patrimonio real de una empresa editorial no son sus bienes y utilidades, sino su independencia y credibilidad». Por su parte Rodrigo Uprimny en su columna de El Espectador afirma: » La contradicción ética es obvia. Una revista que reinvindica el derecho a cuestionar el poder despide a su columnista más leído y a uno de los mejores periodistas de las Américas, por cuanto ese periodista cuestionó un comportamiento periodístico de la revista que el mismo director del medio admite que fue erróneo».
Ante tal evidencia, el director de la revista Semana Alejandro Santos reconoció en un editorial denominado «Lecciones aprendidas», una suma de errores en el manejo del tema cuestionado por Daniel Coronell y posteriormente se reunieron la presidente de publicaciones Semana María López, el director Alejandro Santos y Daniel Coronell y decidieron para bien de todos que volviera a escribir su columna Daniel Coronell como una muestra de reconciliación en Colombia, para bien de todos los lectores, de la prensa colombiana y de la opinión pública que desde el domingo anterior leyó con satisfacción de nuevo la columna más leída del país y la tituló su autor «Volver».
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