Acudiendo al llamado nacional que hicieron representantes de la comunidad Lgbti en todo el país, en Popayán también se participó del plantón por una ‘educación sin matoneo’. La discusión sobre si se debe hablar o no de identidad de género en los colegios continúa.
Por Olga Portilla Dorado
Horas después de que la Ministra de Educación Gina Parody compareciera en la sesión del martes en el Congreso de la República, a raíz de la polémica que ha causado el exigir que los manuales de convivencia de los colegios sean más tolerantes; el pasado miércoles la comunidad Lgbti, convocó a un plantón en todo el país en pro de una ‘educación sin matoneo’.
En Popayán, representantes de la comunidad Lgbti, también se unieron al plantón nacional, y, aunque fueron pocos, no dudaron en ondear las banderas con los colores que los identifican. La principal motivación para convocar este plantón nació el pasado 10 de agosto, cuando varios ciudadanos en distintas regiones del país, marcharon en defensa de la familia y los principios del hombre y la mujer.
Más allá de las movilizaciones y de la polémica por las supuestas cartillas de diversidad sexual publicadas por el Ministerio de Educación, el tema genera una serie de preguntas entre los que están ‘a favor’ o ‘en contra’ de que se reformen los manuales de convivencia con el objetivo de que se “respete, se tolere y se valore la diferencia, la dignidad humana y la libertad”.
¿En las instituciones educativas de Popayán se habla de orientaciones sexuales e identidad de género? ¿Hay prejuicios para abordarlas?, ¿Está un niño, una niña o un adolescente preparado para que en el colegio se les hable de estos temas? ¿Cuál es la posición de los padres de familia?
“Es un tema que ha salido a flote por todo el odio y el rechazo que tienen algunos sectores sociales, políticos y ciudadanos contra los homosexuales en toda su derivación Lgbti, es una campaña de odio, y creo que los principales antivalores que están promoviendo son la violencia, la discriminación, el rechazo a la identidad de género”, dice Duber Ruíz Lasso, mientras enciende una vela en frente de la catedral en el parque Caldas.
Por su parte, Miryan López (‘Milo’) activista de la comunidad Lgbti, afirma que la campaña que ellos y ellas promueven es clara: “no más matoneo escolar por orientaciones sexuales diversas ni por identidad de género. Debemos movilizarnos por una educación incluyente, por una educación diversa”.
Encender las velas afuera de la catedral, fue una crítica a la movilización del 10 de agosto, día en que padres de familia, rectores de instituciones religiosas y algunos creyentes de iglesias cristianas y representantes de la iglesia católica, salieran por las principales calles de la capital caucana, gritando arengas a favor de la familia, los principios y la defensa de hombre y mujer como la base de un hogar.
“Fueron los padres de familia quienes vinieron a decirnos que si nosotros como institución los acompañábamos a la marcha. Más de una mamá de las niñas –especialmente las de primaria- estaban preocupadas porque qué tal una pequeña viendo aquí en el colegio que dos mujeres se besen; todo lo que eso conlleva es una preocupación. Aquí hay respeto por los otros, pero no es venir a imponer una ideología de género que en este momento es diferente a nuestros principios”, expresa Flor Alba Beltrán, rectora de la IE Sagrado Corazón de Jesús –Salesianas-.
A pesar de que en el manual de convivencia de esta institución, según expresó la misma rectora, no se menciona el tema de diversidad sexual y de género, ella afirma que en su institución se han presentado casos en los que algunas estudiantes han expresado abiertamente que son lesbianas.
“Nosotros respetamos su opción, pero les pedimos que dentro de la institución no haya ninguna manifestación de esto. Aquí respetamos los diferentes grupos que existen: los afrodescendientes, indígenas nativos, y también los casos de Lgbti. Como institución respetamos y hacemos cumplir sus derechos, pero aquí prevalecen nuestros principios, Dios creó el hombre y la mujer y esto prevalece dentro de toda la institución y en nuestra formación. Incluso algunos padres de niñas lesbianas prefieren llevárselas del colegio a que continúen aquí, porque es un tema que conlleva muchas cosas”, expresa Sor Flor Alba.
¿Modificar o no los manuales de convivencia?
Luego de que se confirmara que las cartillas que circulaban por las redes sociales eran falsas, y que el MEN afirmara la existencia de un manual titulado: ‘Los ambientes escolares de discriminación‘, donde se plantea una serie de reflexiones y revisiones de los manuales de convivencia de las instituciones Educativas sobre el por qué hablar de orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas en la escuela; en muchos colegios de la ciudad, ya se ve como una imposición del Ministerio incluir estos temas en la formación de los estudiantes.
“Las cartillas existen, diferente a lo que ha dicho la Ministra, nosotros tuvimos la primera capacitación sobre la revisión de los manuales de convivencia y ahí nos dimos cuenta que el tema que presenta, si lo ponemos en una balanza, está muy dado a solamente a un grupo”, expresa la rectora de las Salesianas.
Y aunque los colegios oficiales se rigen por la normatividad del Ministerio de Educación, los rectores afirman que los manuales de convivencia son elaborados por los padres de familia, estudiantes, directivos y docentes de cada colegio; a partir de unas directrices del MEN.
“Ahora que viene el Ministerio a plantear que los manuales de convivencia deben estar así porque lo dice una sentencia nosotros revisaríamos eso porque vemos que está en contra de nuestros principios. Hay que ver también hasta donde es verdad esa línea divisoria que pertenece a la institución y las directrices que nos orientan, porque nosotros estamos educando en valores y deben verse como son”, puntualiza la hermana Flor Alba.
Por su parte, Duber Ruíz, es enfático en decir que hay una sentencia de la Corte Constitucional (T-562 de 2013) en la que se ha hecho un llamado de atención a los colegios para garantizar que niñas, niños y jóvenes trans puedan tener un pleno desarrollo en la escuela.
“Hay que revisar los manuales de convivencia en pro de no permitir que existan espacios de bullying o discriminación para que no existan más casos como el de Sergio Urrego en Bogotá, que se suicidó por el matoneo que le hicieron sus compañeros de colegio. Creemos que es importante que exista en esos manuales una política clara en rechazo a todo tipo de matoneo, no solo al matoneo por orientación sexual, romántica o emocional, sino que se promueva la no violencia en esos manuales”, señala Ruíz.
Más allá de la modificación o no de los manuales, es indispensable que desde el hogar -la primera escuela de los niños, niñas y adolescentes- y en los colegios se propenda por el respeto del ser, de que se le garanticen sus derechos, indistintamente de su etnia, condición social o inclinación sexual.
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