Se construye un Pemp

alejandro zuñiga defALEJANDRO ZÚÑIGA BOLÍVAR

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Acaban de terminar las procesiones que solemos asociar a la Fundación Junta Permanente Pro-Semana Santa (FJPPSS) e, inmediatamente, han anunciado a los cuatro vientos que todo ha sido un éxito. Al margen de refrendar o rebatir esa afirmación diré lo siguiente: Esta conmemoración es un poderoso motivo para atraer turismo pero no podemos olvidar que su sostenibilidad en el tiempo depende de poder salvaguardarla. Uno de los frentes que deben ser atendidos es el material, el cual, está asociado a la recuperación de las tallas que engalanan las procesiones.

En cuanto a la preservación material de esta tradición fue interesante saber que un equipo del Ministerio de Cultura se encontraba en nuestra ciudad desde días antes de la semana mayor. A este equipo se le ha encargado la construcción del Plan Especial de Manejo y Protección del Patrimonio Material de las procesiones de Semana Santa.

Para entender un poco mejor cómo funcionaba la inversión de los recursos públicos en la restauración de las imágenes de la semana mayor tuve la oportunidad de hablar con ellos y, además, fueron muy gentiles al regalarme un poco de su tiempo para compartirles un mensaje muy simple: “Aquellos que hemos sido calificados como personas ajenas a la familia semanasantera o, incluso, enemigos de la tradición solo queremos una cosa: Que los recursos públicos se inviertan bien y, para ello, estamos reclamando transparencia y buenas prácticas de contratación.”

Este equipo estuvo en la ciudad verificando las condiciones materiales de los inmuebles en donde se custodian las imágenes utilizadas en las procesiones y, en algunos casos, su condición actual. Sin embargo, me causó curiosidad un aspecto que no alcanzamos a desarrollar en profundidad: ¿A quién pertenecen dichas imágenes? ¿Qué sucede si alguien decide no prestarla para la procesión, incluso después de haber sido beneficiado de la restauración a cargo de recursos públicos?

Me quedó claro que la propiedad de las imágenes recae en particulares, bien sea la Iglesia, la FJPPSS o Personas Naturales. Sin embargo, el equipo del Ministerio no había podido tener acceso a las carpetas en donde está “definida” la propiedad de las imágenes para el momento que hablamos. Así mismo, quedó claro que el Ministerio no podría obligar a esos particulares a prestar las imágenes, aunque mencionaron que eso había ocurrido muy pocas veces. No deja de entristecerme que exista esa posibilidad: Un particular restaura su patrimonio y luego lo guarda para sí.

Así mismo, fueron muy claros en mencionar que la labor del Ministerio en la restauración material de las imágenes llegaba hasta el punto de dar viabilidad técnica y financiera a las intervenciones pero que no era de su competencia dar visto bueno al resultado de la restauración, eso es competencia de la persona designada por la Gobernación – quien, por cierto, es la entidad territorial encargada de ejecutar los recursos para las restauraciones provenientes del IVA de telefonía celular –. La pregunta que sigue es aún más interesante: ¿Será que la persona designada por la Gobernación para verificar el cumplimiento de la intervención tiene el mismo conocimiento técnico que el equipo de restauradores del Ministerio? Vamos a pedir esos perfiles y les contamos.

Al finalizar nuestra charla, tuvimos la oportunidad de conversar sobre la política pública de salvaguarda aprobada por el Consejo Municipal el año pasado y me sorprendió saber que de los 200 millones que la JPPSS pide a la Alcaldía hay un rubro cercano a los cien millones de pesos tendientes a apoyar su El Grupo Juvenil en ítems tan importantes como “Transporte del Grupo Juvenil”, “Página Web”, “Sede del Grupo”, entre otros.

Durante la reunión alguien mencionó que quizá el grupo juvenil hacía las veces de escuela de carguío. Yo por respeto no me reí pero sí los invité a esculcar los álbumes familiares de todos quienes hemos cargado para que supieran que la verdadera escuela de carguío es la semana santa chiquita que organiza la Fundación Pedro Paz y las muchas otras procesiones que tienen vida en la ciudad. Nos haría bien que la Política Pública del Municipio permitiera financiar la semana santa chiquita y otras escuelas de carguío pero no… esos recursos están “amarrados” a la FJPPSS ¿Será que son los únicos que pueden salvaguardar la tradición?