Por Alexander Paloma
Reportero Gráfico El Nuevo Liberal
Santa Mónica es el nombre del barrio, donde según la experiencia de una niña, el pasado 10 de noviembre se le reveló la Virgen de la Medalla Milagrosa.
Santa Mónica quien fuera la madre de San Agustín dedicó su vida a la oración por la conversión de su hijo, quien de joven llevaba una vida llena de excesos.
La Virgen de la Medalla Milagrosa según la historia de su revelación, se dio en París, Francia en 1930 a Santa Catalina Labouré, religiosa vicentina a la cual la Virgen le encomendó materializar la medalla para que con ella la invocaran y le rezaran.
En común, la Virgen de la Medalla Milagrosa y Santa Mónica piden por sus hijos, la Virgen por los cristianos y los que no están conversos a la iglesia católica y Santa Mónica por su hijo para que dejara su vida de excesos, logrando que él se consagrara santo. Dentro de los testimonios dados por la madre de Sara Estefanía Flores, la niña después de vivir la experiencia de la aparición entró en un llanto inexplicable en su casa, cosa que preocupó a Ángela Andrade su mamá, la cual le preguntó a Estefanía, cuál era el motivo de sus lágrimas y ella respondió que eran de alegría. Una reacción similar fue la que experimento Santa Catalina Labouré con la aparición de la Virgen en París, pues manifestó, «pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí».