Nos vemos metidos en el barullo de opinar sobre las estrategias del presidente de la republicas, cuando en su gabinete da participación a dos excelentes funcionarios personas provenientes de la izquierda. No sé hasta qué punto esto signifique que el presidente Santos sea de Centro-Izquierda. La paz no puede tener dueños, por lo tanto no se pude limitar entre dos posiciones opuestas. Bienvenidas estos funcionarios al gabinete, pero…valdría la pena enfatizar en el hecho de que se está endosando en sus manos, la responsabilidad y posibles consecuencias de un proceso de paz. Si por casualidad fracasara, esa responsabilidad seria atribuida automáticamente a la participación de la denominada Izquierda en este proceso. Y eso lo tiene claro el Senador Robledo.
Estoy hablando de Saltimbanquis y titiriteros porque mi olfato me dice que se juega con el destino de un país que no ha estado sumergido en la violencia de manera gratuita; sino como consecuencia de la ineptitud histórica de sus dirigentes. No hay nada más peligroso que un gobierno que quiere jugar a ser de izquierda, cuando sus fundamentos son antiprogresistas y radicales. Esta ambivalencia, escisión o incoherencia, trae siempre consecuencias. Dejarnos enredar por el paraíso de la ‘democracia’ cuando debajo de éste, prolifera la corrupción que hierve en todas las posiciones del Estado. La discusión sobre la mesa se centra en la relación con un grupo armado que quiere ingresar a la vida política. Grupo que está muy distante de conquistar la simpatía del pueblo colombiano, pues sus principios reivindicatorios se han visto mancillados y entorpecidos por el enriquecimiento ilícito y la alianza con el narcotráfico: columna vertebral del desgaste colombiano. Pero no lo es solo el narcotráfico, sino el modo como el Estado se ha involucrado con esta práctica desde casi todas sus instituciones. Es casi como crece la hiedra.
En este panorama de ´posiciones políticas que bien sea dicho por el presidente, se trata de dar participación regional; sería importante que el Cauca resaltara a una personalidad que por sus características podría jugar un buen papel desde la Defensoría del Pueblo, institución constituida en el 91 para resaltar la validez de la democracia y generar así la protección que necesita el ciudadano colombiano ante tantos atropellos. Esta institución debería ser fortalecida y relevante en el proceso de transición que se vive en la construcción de la anhelada “PAZ”.
El nombre de mi coterráneo Carlos Negret, muy mal caricaturizado, no solo por un mal dibujo, sino un mal humor distante de la validez que este nombre y su representación tendría para el Cauca. Qué bueno que esta institución supuestamente neutral quede en manos de alguien que tenga el talento y la estructura humana para hacerle frente. Atributos y condiciones que le sobran a Carlos Negret.
El resultado de esta columna solo el tiempo lo dirá.
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