Fue premiado por Artesanías de Colombia en sus 50 años de aniversario, como Maestro en Artesanía.
María Angélica Cordero Robledo
Inmerso en la humildad, sencillez y talento que lo caracterizan tanto a él como a su trabajo, este payanés nacido en una finca ubicada en el barrio Yanaconas de la ciudad de Popayán, nos mostró no sólo su laboriosa vida y premios, sino el espacio en el que día a día pule imperfecciones y diseña artefactos artesanales ahora reconocidos a nivel nacional.
La obra enviada por el maestro Rodrigo a la convocatoria realizada por Artesanías de Colombia en sus 50 añosm, fue un “bargueño” estilo español del siglo XVII, creación que se tradujo en este premio a la Maestría en Artesanía, “el bargueño es un mueble donde se guarda el licor, un mostrador de bebidas y mucha gente lo compra para colocarlo en la sala de sus casa para reposar ahí sus botellas de licor”, afirmó el señor Alegría, que además aclara sus obras son insignias y reflejan en el arte antiguo. Características que para siempre quedaron consignadas en el libro que recogió a los mejores artesanos del país, denominado “El arte popular colombiano”.
Un poco de historia
Rodrigo Alegría inició su proceso creativo y artístico alrededor de la talla desde muy pequeño, ya que su abuelo era carpintero “entonces yo cogía las herramientas prestadas y comenzaba a practicar, a la edad de 10 años ya sabía tallar y mis primeras obras fueron unas sillas para la alcaldía de Cartagena, luego diseñé y tallé las sillas en donde se sentó el Papa en su visita a Popayán”, desde este momento sus trabajos fueron reconocidos en mayor cuantía, ahora sí en la ciudad.
Cada año su labor es restaurar algunas andas y figuras representativas de la Semana Santa, labor que ama y al mismo tiempo le preocupa, ya que “habiendo tantas personas con tan gran arte y que están interesados en aprender de esta profesión, no se forman jóvenes del Sena o la Escuela Taller, si salen muchos electricistas y técnicos, la pregunta es ¿Por qué no se forman personas capacitadas en ejercer esta labor tan bonita como es tallar madera en todo los estilos?”, agregó el artista advirtiendo que ahora los muchachos reciben facilmente un cartón, “y ni siquiera saben afilar un fierro, ahora la enseñanza no tiene instructores buenos sino que llegan a cumplir las 8 horas sabiendo que nosotros los artesanos hasta el día domingo tenemos que estar en el trabajo porque el tiempo no nos alcanza”.
Un legado que debe perdurar
El señor Rodrigo, luego de ser premiado en Bogotá el martes 13 de mayo, llegó a la ciudad de Popayán con una propuesta interesante para la ciudad y el departamento, el director de la escuela Santodomingo en Bogotá sugirió que este artista payanés impartiera su conocimiento a jóvenes que estén interesados en aprender esta labor, “el me dijo que montáramos una escuela de enseñanza, pero yo ya estoy muy viejo para luchar con los muchachos eso había sido antes, además yo para qué que me voy a ir a pedirle ayuda al alcalde y al gobernador si allá no le paran bolas a uno porque nunca hay recursos”, agregó el artista.
El maestro Alegría además hace una crítica a las escuelas de artesanos, porque segun él, ” no han cumplido con su función de sacar personal bien capacitado que desarrolle el arte en la ciudad, lo que sacan son puros zapaticos y puro comercio”, razón que lo lleva a reflexionar en torno al por qué él mismo no capacitó más gente cuando pudo, para finalmente concluir que sus propios maestros no le compartieron todo lo que sabían por egoísmo. En tanto a la enseñanza desarrollada con sus 4 hijos, don Rodrigo cuenta que tiene un hijo que actualmente labora con la Junta Permanente Pro Semana Santa tallando las andas, y que una de sus hijas desde los 4 años de edad se sintió atraída por el arte y posteriormente fue su mano derecha, hasta que decidió unirse a las Hermanas Clarisas.
Una labor mal paga
Para este tallador insigne, el arte ha sido su vida desde siempre, sin embargo reconoce que “la artesanía en Popayán es mal paga porque los ricos de aquí son barateros y pagan por chichigua, y si uno se va para otra parte tiene que pagar arriendo de locales y es peor”, sin embargo para Rodrigo Alegría, su arte ha sido una gratificante experiencia que le ha permitido conocer personajes que como el construyen el mundo con las manos, “me encanta la talla al estilo español porque casi nadie lo trabaja, me permite tallar en cuero y utilizar muchos colores y figuras de animales, que me gustan mucho por el hecho de vivir en el campo.
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