RICARDO LEÓN URREGO RUIZ
Este pasado 9 de diciembre se programó en la capital del Tolima una reunión de alcaldes conocida como La CUMBRE DE ASOCAPITALES y lo preocupante desde mi análisis que solo compromete mi punto de vista personal fue la intervención del alcalde de Popayán, señor Juan Carlos López Castrillón. El burgomaestre de la capital caucana manifestó en esa cumbre que en lo correspondiente a la ciudad de Popayán es necesario las actualizaciones urbana y catastral porque como lo advirtió «se está perdiendo plata»
La anterior expresión entrecomillada sí nos preocupa cuando sabemos que las actualizaciones vienen de la mano de incrementos traducidos en pagos de impuestos más altos para quienes poseen el patrimonio familiar en Popayán. ¿qué tal la propuesta del alcalde? Para él se está perdiendo plata y por lo visto la pagaremos todos los que estamos asentados aquí con nuestras casas y entonces lo que resulta es un golpe más al bolsillo de los habitantes. Pero lo que duele, además de mayores incrementos, es que quien llega a una alcaldía para darnos tranquilidad al contrarió nos deja preocupados anunciando en una cumbre tan importante la necesidad de obtener más, plata a sabiendas que saldrá de todos nosotros. Las actualizaciones urbana y catastral no es para menores pagos en los impuestos de los inmuebles o para bajarnos las tarifas. Ya lo dijo: «se está perdiendo plata» y cuando se pierde lo que podemos esperar no serán alegrías para la felicidad, lo cual se torna en un asunto complicado en una ciudad sin propuestas de desarrollo empresarial y en donde no hay empleo para tanta gente. Así las cosas, el ambiente se pone color gris cuando el antecedente inmediato fue golpear a la informalidad de los vendedores callejeros que también pagan impuestos. Pero el problema ante mayores incrementos no es solo preocupación de Popayán. Recordemos que la informalidad laboral en el país está por el 60 por ciento y como van las cosas no tiende a bajar en un mundo mercantilizado con productos cada vez más extranjeros. En este contexto resulta más conveniente que no se piense en pérdida de plata sino en el bienestar y en los pocos recursos de las familias cuando cada vez que amanece el día hay que pensar en el desayuno y en las demás comidas de la jornada y no solo de agua de panela con pan se puede vivir. Así que, por todo lo anterior, no revisemos actualizaciones y más bien que se piense en democratizar la solidaridad en una ciudad donde la mayoría son pobres golpeados por una pandemia que llegó para prolongarse y acabar con empleos. Revisemos más bien desde una administración municipal aspectos de vida y la propuesta de un censo para saber cuántos niños se acuestan sin comer sus tres comidas al día y cuantos no están educándose por falta de recursos o por falta de útiles escolares. Revisemos también la nutrición infantil y el porcentaje en este tema. Revisemos y actualicemos más bien las campañas para impedir la drogadicción en los jóvenes y también adultos. El problema no es actualizar solamente lo urbano y catastral para más plata. El problema real es considerar de manera sensible hasta donde habrá tranquilidad y bienestar para los habitantes.