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El capellán del santuario de Belén, Raúl Ortiz, decidió restringir el acceso a los quingos de Belén ante el alto consumo de alucinógenos y hechos de inseguridad en este representativo sitio del turismo de Popayán.
“No se ha cerrado el paso, lo que se hizo fue poner una reja de paso, que está abierta en las horas de la mañana para que entren la gente que hace deporte desde las 6:00 a las 9:00 y luego se abre a las 2:00 hasta las 5:00 de la tarde, porque son las horas donde llegan peregrinos, turistas y deportistas”, explicó el sacerdote.
“Durante los últimos tres años hemos insistido ante las autoridades como la Alcaldía y la Policía, realizado cartas, reuniones, para que le pongan atención a los quingos, es la cara bonita de la ciudad, sin embargo, a veces es manchada porque en la colina de Belén también hay ochos casas, que iniciaron como invasión y en unos años serán tugurios. Lamentablemente de las autoridades civiles no hemos encontrado respuesta efectiva”, afirmó Ortiz.
Recordó que a raíz del terremoto de 1983, la tierra quedó afectada por una gran grieta que se abrió en ese entonces. De igual manera, ha ocurrido erosión ocasionada por la tala de árboles.
Frente a todo esta problemática, el sacerdote hizo un llamado a las familias para que estén atentas con sus hijos, dialogar y acompañar a los jóvenes para que no entren al consumo de drogas. En segundo lugar, convocó a las autoridades civiles y a la Policía, Alcaldía, Concejo municipal y CRC para digan que están haciendo respecto a la protección del entorno natural que tiene Belén.
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