…porque cuando ya no quedan más pisos para descender… reflexionamos!
Y reflexionamos, no porque sea un ejercicio mental saludable con el cual buscamos alternativas de solución a cosas sencillas y cotidianas; como si fuera sencillo convivir con situaciones desapercibidas, pero igual de atroces, como el hambre de los niños wayúu; el abandono de las comunidades afrodescendientes no solo del Chocó, sino aquí, a la vuelta de la esquina, en cualquier barrio, en cualquier ciudad de Colombia…, el creciente deterioro de la atención en el sistema de salud…, el incremento en la deserción escolar en todos los niveles…, el aumento de la delincuencia juvenil y los embarazos prematuros…, la violencia intrafamiliar… el aumento de los índices de miseria en las ciudades… el desplazamiento forzado ya no de miles sino de millones de trabajadores colombianos hacia la economía informal (léase rebusque), acosados por la pobreza y los ajustes extremos del gobierno…, y tantas otras cosas que pasan desapercibidas en esta sociedad de telenovelas, realities y fútbol, a fuerza de repetición, invirtiendo la percepción de la realidad y modificando los más elementales principios de convivencia; donde el mal menos grave es el contubernio de los medios para adormecer la conciencia de la gente con sus píldoras de fútbol y chismes de farándula para desviar la atención de lo verdaderamente importante, de lo esencial.., del narcotráfico, paramilitarismo, terrorismo, crimen organizado, corrupción administrativa, diálogos de paz, autocracia gubernamental…, entonces reflexionamos… por instinto… porque no queremos morir. Porque ya no hay más a donde ir.
Y esta reflexión, forzada de por sí, alevosa en sí misma, contestataria, irreverente, hasta irrespetuosa en sus conceptos, nos lleva a mirar dentro de nosotros mismos para entender que la salida no está en la propuesta del Gobierno, por más buenas intenciones que expresen las palabras; no está en la desmovilización por parte de los terroristas; no está en aumentar el pie de fuerza militar del estado, ni mucho menos en compartir un espacio con aquellos que, otrora, cometieron vejámenes y crímenes de lesa humanidad cercenando familias, atropellando la Patria.
Quizás la responsabilidad es de todos nosotros, que hemos sostenido este sistema político que no ha sabido resolver los más elementales aspectos de la Justicia y la Equidad…de la convivencia simple y sencilla…Un sistema, que no ha diseñado ni desarrollado políticas serias y pertinentes para fomentar aquellos valores y principios que hoy están en vía de extinción, con el beneplácito de un Gobierno permisivo y afanado en protagonismos personales; políticas para reducir los índices de violencia y de embarazos prematuros en nuestros adolescentes… qué País les vamos a dejar? qué País van a heredar?
Y esta reflexión, nos debe llevar a entender que el mal no está afuera… está dentro de nosotros mismos… por naturaleza somos violentos, intolerantes, imponentes, irrespetuosos, implacables…
Y es dentro de nosotros donde debemos buscar las respuestas… a este déficit de convivencia humana y social…
Debemos desarmar las palabras…, desarmar las intenciones…, desarmar el corazón…, perdonarnos a nosotros mismos para, con un corazón sincero, perdonar a los demás.
Volvemos a un mensaje antiguo, pero muy actual… Ama a tu prójimo, como a ti mismo.
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