JOSÉ LUIS DIAGO FRANCO
Rector de la Universidad del Cauca
“Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”, es la primera acepción que del término ‘confianza’ expone la Real Academia Española de la Lengua. Es importante recordarlo porque la fragmentación social se ha hecho más evidente en el contexto actual donde las manifestaciones masivas, los paros a lo largo y ancho del país y las reivindicaciones sociales han sido respondidas con estigmatizaciones y uso excesivo y violento de la fuerza pública, así como también con la infiltración de fuerzas oscuras que evidencian practicas no propias de las organizaciones sociales dado que históricamente estas nunca las han utilizado, las que sin equivocarnos son propias de la delincuencia común y las que de manera irónica justifican el desenmascaramiento de un paramilitarismo urbano que se autoproclama defensor de las banderas y los derechos de la “gente de bien”.
En este entorno tan caldeado que ha dejado muertos, heridos y desaparecidos, el contrato social del que habla Rousseau se debilita de manera radical y ahonda la pérdida de confianza de las personas hacia las instituciones. Cuando es inevitable pensar que, como decía Albert Camus, “los hombres fingen respetar el derecho y sólo se inclinan ante la fuerza”, uno de los principales objetivos a corto y mediano plazo es la recuperación de esa confianza que se perdió no en esta coyuntura sino a lo largo de décadas y décadas en las que el Estado no ha dado respuestas efectivas y satisfactorias a las necesidades más sentidas de los ciudadanos. Esa ruptura radical que se demuestra en las calles cada día con mil y más motivos comprensibles no puede tener como respuesta el uso de la violencia, ni la militarización del país, ni las componendas irrestrictas en el congreso, ni las descalificaciones de los diversos movimientos que son la cara de este descontento. Hacerlo es reincidir en una ceguera atávica que no le ha permitido al país avanzar en múltiples dimensiones para que de verdad sea un territorio donde la gente viva de forma digna.
Abrir las puertas al diálogo y recuperar el valor del disenso, fomentar la discusión de las problemáticas y sus distintas alternativas de solución y crear espacios reales de inclusión y participación deberían ser los primeros cometidos para intentar desatascar ese nudo gordiano en que se ha convertido el país. Solo por esa vía es posible pensar que pueda reactivarse la confianza y construir una nueva normalidad que no sea aquella donde reina la corrupción, se agudiza la precarización de las condiciones de vida, faltan oportunidades laborales, se entregan territorios para la depredación insaciable e insensible de multinacionales, se debilitan hasta la desaparición los sistemas de salud y pensiones y un largo etcétera. En un entorno así, los sueños y las ilusiones de todos no son más que espejismos.
A la construcción de un país distinto y mejor es precisamente a lo que le apuesta la Universidad del Cauca. En eso hemos sido firmes porque estamos convencidos de la importancia de la docencia, la investigación y la proyección social para erigir una sociedad más justa y equitativa. Y estamos convencidos también de que, en un departamento ahogado en las violencias, los abandonos y las pobrezas más hondas, apostarle a la paz no solo es un compromiso institucional sino un imperativo ético para con los jóvenes de hoy y para las generaciones venideras. Esa luz para la posteridad de la que habla el lema de la Universidad del Cauca debe ser una siembra colectiva, una huella imperecedera, un legado que ilumine unos caminos que hoy están sumidos en la oscuridad.
Iniciativa por una Colombia superior
Junta Directiva ASECAUCA
Centro de Pensamiento LUMEN
Con nuestra gran preocupación por la situación social que viven Colombia, el Cauca y Popayán y con la mayor responsabilidad ciudadana, profesional y universitaria, queremos expresarnos en la búsqueda de caminos de convivencia pacífica por una Colombia Superior para todos.
Las distintas visiones sobre la problemática nacional acumulada durante décadas ha explotado con diversas consecuencias reflejadas en el Paro Nacional convocado por las centrales obreras y diferentes organizaciones sociales y populares, desde el pasado 28 de abril de 2021; en marchas pacíficas integradas en su mayoría por personas jóvenes; en bloqueos viales; en actos de vandalismo; delincuencia; destrucción de infraestructura física; violencia, afectación a gran parte de la población; en debilitamiento de la confianza y de la credibilidad en gobernantes e instituciones y en la dolorosa pérdida de vidas humanas, en medio de una pandemia que se encuentra en su nivel más crítico.
El Cauca y Popayán, en los albores de la República, jugaron un papel trascendental tanto en la lucha de la independencia como en la estructuración y organización del nuevo orden jurídico y político del que hoy gozamos todos los colombianos. Sin embargo, desde esa época histórica se ha pasado de aquella posición destacada como El Gran Cauca a una de las regiones más pobres y deprimidas del país, condición previa a tener en cuenta para poder encontrar caminos de solución a tan compleja situación a la que hoy se ha llegado, ya que muchas situaciones que animan o justifican las pasadas y actuales reclamaciones están asociadas a su poco desarrollo y muy bajos niveles de bienestar y prosperidad para sus habitantes.
La grave y crítica situación social nos anima a buscar y lograr la gran oportunidad que podamos juntarnos todos para construir y desarrollar una agenda para sacar adelante al Cauca y a Colombia, con base en el reconocimiento y el respeto mutuos, limando asperezas y abrazando un mismo proyecto de país, región y ciudad, por lo que nos permitimos proponer a todos los actores sociales que, por su naturaleza, tienen visiones e intereses distintos sobre la problemática, con el propósito de construir espacios de diálogo para que esas visiones se expliciten, en ambientes que pretendan el bien común, lo cual implicará actuar con grandeza para llegar a los propósitos anhelados.
Por lo que hacemos un llamado a los actores sociales, a los gobernantes, a las instituciones y a los sectores económicos de la región para que:
• En este espacio participativo y deliberante, incluyente y respetuoso se identifiquen los problemas actuales y los que han sido acumulados por años, para actuar en la búsqueda de soluciones.
• Identificar los factores institucionales que están incidiendo en la problemática definida, a fin de entender el o los problemas subyacentes en todas sus dimensiones para poder encontrar el camino a seguir.
• Lograr, entre los factores identificados, establecer aquellos más críticos, así como las estrategias para poderlos resolver, definiendo tiempos, compromisos, fuentes y recursos para su realización, asegurando la voluntad y las decisiones políticas de quienes tienen el poder.
Del actual escenario determinado por la explosión social y la pandemia, además de las problemáticas internas y externas de nuestra región, debe hacerse un gran esfuerzo para superar las concepciones prevalecientes sobre el momento actual, caracterizadas por la dicotomía Rebelión
– Represión, que, en lugar de encontrar caminos comunes a recorrer profundiza los niveles de polarización política en que está inmerso nuestro país y que en poco o nada va a contribuir a la solución de los problemas que afectan a unos y a otros, a la sociedad en su conjunto en los campos económicos y sociales.
Lo anterior, presupone contar con líderes con credibilidad, confianza, iniciativas e ideas propias para, con pensamiento abierto, con sólidos argumentos y alto espíritu de servicio coadyuvar a la solución de los problemas actuales y establecer una bitácora en el mediano plazo para garantizar su sostenibilidad y orientar el camino hacia el necesario desarrollo de la región en pro del progreso y el bienestar colectivos.
La asociación de exalumnos de la Universidad del Cauca, Capítulo Bogotá y LUMEN, su Centro de Pensamiento, se solidarizan con la nación, el Cauca y Popayán, ante los hechos de violencia, vandalismo y bloqueos que se han dado durante el periodo que lleva el Paro Nacional y pone a disposición de la región sus buenos oficios, en lo que se considere pertinente, para sacar adelante una agenda incluyente, participativa y estratégica para contribuir a la transformación de esta compleja crisis en la más brillante oportunidad para contrarrestar el atraso en que nos encontramos.