¡Qué vergüenza!

JORGE ALBERTO DUQUE MEJÍA

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Sí, qué vergüenza que tenga que ser una niña de 16 años la que tenga que decirle “Qué vergüenza”! en la cara a una manada, por no decir recua, de adultos que se creen con el derecho a decidir sobre el futuro de la juventud. Eso y mucho más fue lo que les dijo GRETA THUNBERG, una encantadora chica sueca de 16 años. A una élite política mundial, pues por infortunio, esta especie parasita se da en todas las latitudes, les gritó durante la cumbre del Clima de Naciones Unidas: “Ustedes le están robando el futuro a sus hijos”, para luego tacharlos de “inmaduros”.

No recuerdo cuantos años llevamos hablando del “calentamiento global”, del “efecto invernadero”, de “la contaminación ambiental”. Hoy en día ya no hay foro en el cual no se aborde este tema, el mundo ha gastado ingentes cantidades de dinero en campañas educativas, en películas promocionales, otorgándole Premios a personalidades para que se refieran a estos temas. En muchas escuelas alrededor del mundo el tema de la ecología y del medio ambiente ya hace parte del currículo. Pero aun así parecemos no entender. En buena hora surgió GRETA, la pequeña sueca que está llamando al pan, pan y al vino, vino.

Deberíamos encargarle a algún artista la elaboración de unas GRETAS locales. Una con anaco y ruana para que nuestros compatriotas de la cordillera le dediquen más tiempo a evitar que sus niños se in- toxiquen con el humo de las tulpas, que a hacer daños ecológicos en la carretera reclamando más tierra para dejarla enmontar. Otras con LATIGO Y ALTAVOZ para soltárselas a nuestros dirigentes, a los Temístocles, a los Luis Fernandos, a los John Jairos, a los Pissos y demás asalariados por cuenta nuestra, para que entiendan que ahora si va a haber GRETAS para vigilar que los recursos y trasferencias para la protección del medio ambiente no terminen en bolsillos, en empresas y en apartamentos ajenos.

Lo triste y grave es que además de estar ciegos y sordos ante lo que está sucediendo con nuestra salud, tampoco sabemos leer, pues el último informe de la ONU sobre el tema de la contaminación, “Perspectivas del medio ambiente mundial”, dice, entre otras, que se deben adoptar “medidas a una escala sin precedentes para detener y tratar de revertir, hasta donde se pueda, la catástrofe medioambiental y proteger así la salud humana y del planeta”.

Esta inusual chiquilla ha lanzado unas frases que, a pesar de nuestra miopía y de la crónica y habitual ceguera de nuestros políticos, deberíamos tratar de hacerlas nuestras. “ Hacemos huelga escolar (los viernes para el futuro..) porque hemos hecho nuestras tareas. Nos negamos a ser la esperanza, porque no hay tiempo para esperar a que crezcamos. Necesitamos actuar ya, no somos el futuro, somos y queremos ser el hoy”.

Y es que GRETA no está sola, el mundo de la ciencia también la avala. “las pruebas del cambio climático actual son inequívocas”, concluyen los expertos que firman el estudio de Naciones Unidas. Además insisten, al igual que GRETA, en la inoperancia de la clase política para adaptar medidas que, de verdad, generen un cambio.

Mientras que cerebros, como el de GRETA y el de sus compañeras quinceañeras, a pesar de su aparente falta de madurez, han volcado su atención sobre lo fundamental, que no es cosa distinta que la atmósfera respiratoria, nuestros líderes, divinamente bien remunerados y totalmente olvidadizos de donde provienen, se preocupan más por las cuotas burocráticas que les van a dar en las alcaldías, en los institutos descentralizados y en las oficinas de tránsito.

Prueba de ello es la visible y manifiesta ausencia de estos líderes de pepián, en este asalto a las libertades constitucionales del que está siendo víctima la ciudad por cuenta de la población indígena que sigue equivocándose al no querer entender donde empiezan los derechos de los demás y donde cesan los de ellos.