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    ¿Qué sabes del POT de tu territorio?

    MARITZA ZABALA RODRÍGUEZ

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    Einstein planteó que para obtener resultados distintos hay que cambiar la forma de hacer las cosas, eso mismo demanda nuestra realidad ambiental y social actual: urge encontrar nuevas maneras de gobernanza para nuestros territorios.

    Frente a la gestión del territorio, que hoy por hoy, lo hacen insostenible, los planes de ordenamiento territorial, o POT, buscan lograr su sostenibilidad, uso equitativo y racional, de cara a la construcción y consolidación de la paz.

    Los territorios sostenibles se entienden como espacios sociales donde gracias a la interacción y a procesos sociales, que integran lo urbano y lo rural, hay enfoques e iniciativas para ordenar el territorio, en pos del bienestar y la seguridad de la población.

    De ahí que la falta de planeación y el dejar de lado determinantes los ambientales necesarios para generar servicios ecosistémicos básicos, ha dado POTs enfocados sólo en lo urbano y municipal. Nuestras ciudades, vistas como unidades de territorios que soportan el desarrollo social integral y económico, deben respetar los límites y las capacidades de cada territorio.

    La aplicación de instrumentos de ordenamiento territorial, a partir de la ley 388 de 1997: ha traído mayor interés de la sociedad, conciencia pública, mayor capacidad institucional y comprensión de los territorios, pese a lo cual persisten retos que exigen acciones. Muchos POT han dejado de lado la proyección regional y la función social de la propiedad privada con miras a potenciar aspectos fiscales y económicos de los municipios; además, no hay procesos adecuados de seguimiento y evaluación, o de visión a largo plazo. Eso sin dejar de lado los desafíos pendientes en lo ambiental, movilidad, desarrollo económico, renovación urbana, áreas de expansión y uso del suelo.

    Es necesario fortalecer entonces la activa participación social de todos los actores en espacios y mecanismos para debatir, consensuar y apropiarnos de los POTs, en beneficio de la vida diaria y la convivencia de todos.

    En Bogotá, el Distrito debate el POT Bogotá en las UPZ, previo a presentarlo ante el Consejo Territorial de Planeación Distrital, que lo analizará y formulará recomendaciones. Entonces la administración podrá adoptarlas o no. Finalmente, el Concejo tendrá 90 días para decidir si aprueba o no el POT como carta de navegación para el futuro de la capital durante los siguientes 12 años.

    Al respecto y tras lo visto en la etapa de socialización, no se trata de ir a informar y ya. Se requiere mucho trabajo de comunicación comunitaria y pedagogía que, con procesos verdaderamente participativos, identifique e incorpore inquietudes y sugerencias de los habitantes de cada sector.

    Este debe ser un tema de agenda nacional y territorial, no de oportunidad política. Con un diálogo constructivo, se trabaja por una sociedad diversa e incluyente que ponga como eje de desarrollo a las personas y no al mercado y el concreto.

    Los POTs cambian, para bien o para mal, las ciudades donde vivimos, por eso es necesario que participemos ahora con nuestra voz en este proceso. No hacerlo traerá graves consecuencias.