RODRIGO SOLARTE
Pueblo somos todos. Con diferente historia, oportunidades, experiencias y decisiones para el presente y el futuro.
Muestra de ello reflejamos los diferentes columnistas del Nuevo liberal de Popayán, capital del Cauca grande de otrora en lo geográfico con sus próceres, y hoy, por la gente que desde veredas, pueblos y ciudades con los ancestros y talento humano de este siglo XXI, señala las alternativas del país de regiones que merecemos como seres humanos del planeta, Suramérica y Colombia.
De alguna manera quienes hemos superado el medio siglo de existencia, somos testimonio y memoria de lo sucedido desde el contexto donde nacimos, hasta la era de la virtualidad en la cual nos encontramos.
La vida del planeta y humanidad con fondo y contenido de tales expresiones, ya es entendida global y localmente en el significado construido desde las guerras y la muerte, y los malos tratos que como especie le hemos dado al planeta que nos originó como civilización y mantiene.
La corrupción estructural reinterpretó la ética y moral, individual y social, como simples adornos del discurso politiquero, ya tradicional, llegando esa ausencia hasta las violencias y muerte de quienes se negaron o no comparten tales valores deshumanizados.
La honradez, transparencia, dignidad, compromiso, constancia, convivencia, justicia, integridad y tantos valores más, que la civilización asimiló en la humanización anhelada, son de pertinente asimilación, al igual de las que hemos difundido como Metas para el desarrollo humano: Autoestima. Autonomía. Creatividad. Solidaridad. Felicidad. Salud integral y Resiliencia en la formación de niñas y niños que se inicia desde las familias.
Un salto cualitativo, poco entendido y aceptado por la élite en el poder económico, social y político actual, ya se está dando en las culturas diversas de las regiones colombianas, permeando positivamente las Instituciones educativas gracias a decisiones organizativas, más desde la periferia, que por iniciativa de las direcciones o administraciones de las conservadoras universidades, como ejemplo.
Vivencias y experiencias en conciencias receptivas, siguen entendiendo y aceptando la importancia de la descentralización y la participación real integral de mujeres y hombres en lo que les interese como personas, familias, comunidades y país, pues el centralismo impuesto, también creó costumbre al solo creer y obedecer lo que llegaba como orden desde el centro, sentido en todo el quehacer humano.
La convergencia de contradictorios procesos desde décadas atrás, fueron elevando autoestimas colectivas de las diferentes etnias y culturas para las decididas resistencias que han sido ejemplares en Departamentos como El Cauca, llegando a neutralizarse o perderse hasta el miedo, económico, desplazamientos e incluso pérdida de la vida, utilizados por diferentes actores de las elites, promotoras y ejecutoras de la corrupción estructural a la cual hemos llegado.
El narcotráfico y la minería ilegal, más que causas, son consecuencias de esa corrupción que permeó con diferente intensidad y consecuencias a municipios y regiones que fueron tenidos en cuenta por los Acuerdos del gobierno y FARC-EP, los cuales se retomarán con el PACTO HISTÓRICO que inspirados en la PAZ con justicia social y dignidad dirigidos a la construcción de la COLOMBIA HUMANA, iniciará, pese a las circunstancias globales NEOLIBERALES, una nueva era que ya la virtualidad alternativa y religiones, también entienden como salvadora de la especie en este planeta maltratado.
La decisión consecuente para el próximo 29 de mayo, está tomada o debe tomarse conscientemente, pues hasta los candidatos llegan desde la periferia, más sufridos que los del centro urbano, representando lo pluriétnico, multicultural, social y popular: el costeño Gustavo Petro como presidente y la caucana, Francia Márquez, como Vicepresidenta, Congreso plural que con sentido del pueblo que representan, será consecuente con el Constituyente primario elector, y futuros administradores de Departamentos y municipios de la Colombia que todos amamos.