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SIGIFREDO TURGA AVILA
Últimamente son más reiteradas las noticias sobre el incumplimiento de la Cooperativa Médica del Valle COOMEVA con sus pacientes, ya sean asociados o solo usuarios del servicio médico. Preocupante, porque el nombre de cooperativa se coloca en entredicho.
Esto me hace recordar que en aquellos tiempos en que ingresaba como asociado de COOMEVA, médicos también asociados, aprovecharon la oportunidad de aplicar de la Ley 100 de seguridad Social, poniendo a operar el servicio de salud, facilitándose por la fortaleza de la organización y su prestigioso nombre.
Pregunté entonces cómo quedaba ese binomio Servicio de Salud-Cooperativa y me quedó claro que, SALUD COOMEVA se establecía con las características de una EPS, en manos de un grupo de los médicos asociados a COOMEVA, quienes saldrían beneficiados como profesionales del servicio, respaldados en los recursos de todos los asociados, pero posiblemente sin el derecho de estos a participar en la administración del servicio y de manera cooperativa en los beneficios.
Confieso que no me pareció tan cooperativista esa relación y terminé solicitando mi retiro, porque sentí que yo no cabía en ese organismo, por el concepto que tengo de que estamos obligados a cumplir estrictamente nuestros principios y valores.
Ante el fracaso que evidencia el servicio de salud de COOMEVA registrado frecuentemente por las noticias, preocupa hoy pensar que puedan estarse poniendo en situación de riesgo los patrimonios de todos los asociados que hay en la cooperativa, al estar respaldando solo a un pequeño grupo de los asociados profesionales de la medicina y en su particular beneficio.
Para el movimiento cooperativo es necesario que COOMEVA aclare esta situación, que afecta el buen nombre de un sector económico que tanto beneficio le ha aportado a Colombia. Sabemos que un grupo de asociados de COOMEVA de Popayán ha enviado un oficio pidiéndole a la dirección la suficiente claridad al respecto.
Ya es hora de que hagamos conciencia de que nadie debe actuar causándole daño a un sistema económico cuya única razón de su existencia es entregar solución a problemas y por acuerdo de las comunidades que lo necesitan, se asocian practicando una economía solidariamente.
Pasando a otro importante caso en salud, no hay derecho para que el estado colombiano haya procedido con tanta irresponsabilidad con SALUDCOOP, organismo de propiedad y operación cooperativa y que, bajo engaños la intervino y la desapareció, cuando hasta en el último día, al ser intervenida, prestaba unos servicios en salud mucho mejores que en todas las EPSs privadas organizadas según la Ley 100 de la seguridad social.
Al aparecer la Ley 100 de 1993, cooperativistas visionarios, organizaron inmediatamente a SALUDCOOP con más de 4 millones de asociados de organismos cooperativos, (nadie más contaba con un mercado amarrado de tal tamaño), número de usuarios del servicio médico que ningún otra institución podía reunir, asegurándole además el apoyo financiero que fuese necesario atendido por las cooperativas fundadoras.
Las EPSs privadas de capital o sea con ánimo de lucro, no pudieron soportar que dentro de la autonomía que le daba la Ley a SALUDCOOP, haya crecido con más de 40 clínicas en red, con todas las garantías del buen servicio y con unas instalaciones decentes, todas ellas, al servicio de sus pacientes.
Creemos que ya es la hora de que todo el sector de la economía solidaria exija el restablecimiento de SALUDCOOP puesto que bajo dudosos y extraños procedimientos legales, convirtió una empresa de propiedad cooperativa en una empresa con ánimo de lucro con pésimos servicios.
La constitución y las Leyes vigentes permiten que las comunidades organicen sus propios servicios públicos domiciliarios incluyendo lo de salud.
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