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JAIME ANDRÉS PATIÑO CHAPARRO
Antes de iniciar a escribir esta columna, tuve una conversación telefónica que me puso mucho a pensar, hablé con una gran amiga que me contó que está mal de salud y que solo en Cali la pueden atender. En caso de ocurrir cualquier urgencia, su viaje tardará entre cinco y seis horas para llegar a su destino por la vía humanitaria de la Salvajina, su vida que hoy pende de un hilo, así como la de muchos otros pacientes críticos a los que solo les sirve ir a la vecina capital del Valle, deben sufrir un viacrucis extemporáneo, uno antes de cada Semana Santa; esto a los manifestantes poco les importa, sus indolentes bastones de mando ordenan anualmente las vías de hecho.
Entonces pensé en pedirle respetuosamente al presidente Duque, por medio de este escrito, que no venga al Cauca, que no ceda ante las pretensiones de los manifestantes, que no acepte reunión alguna sin voluntad real de dialogo, que no se siente en la mesa si la vía a Cali continúa cerrada, que ya los empresarios no aguantan un bloqueo más, que son responsables no solo de las pérdidas económicas sino de un daño integral a todo el departamento del Cauca, con eje central en Popayán.
Pero pensé en el otro escenario y en caso de que si venga al Cauca, pensé en pedirle que les recuerde a las comunidades indígenas que aquí todos somos caucanos, que los payaneses no tenemos la culpa y que una comunidad de 250 mil colombianos no pueden sitiar a dos departamentos, Cauca y Nariño, de más de 2,4 millones de mestizos; este no es un tema de hacerse respetar o de pleitesía.
También pensé en pedirle al presidente, que le recordara que estamos en épocas modernas, que todos debemos aportar a la sociedad a la cual pertenecemos, que ellos hacen parte de este país y que cada uno de los que vivimos en él, buscamos nuestro propio bienestar con nuestras propias manos, que los mestizos debemos producir para ganar nuestro pan de cada día, que ellos tienen no solo las herramientas para crecer y que pueden ser un pueblo pujante y digno si se lo proponen.
De igual manera, pensé en decirle que les ponga un ultimátum, que les diga que será la última vez que viene si persisten las vías de hecho, que los diálogos con la vía cerrada les cuestan a ellos mismos más de 200 millones de pesos diarios para sostener a más de 10 mil personas asentados en las vías y que a los empresarios Caucanos les cuestan cifras superiores a los 1.000 millones de pesos diarios, sin contar daños y perjuicios; ¿Cuántos días vamos?, ¿Cuánto dinero perdido?
Es imperativo también que les diga que si seguimos así, el gobierno cada vez les hará y nos hará menos caso, que el PIB anual del Cauca no aporta más del 2% del total de todo el país y que por eso no somos su prioridad, que primero hay otros asuntos que atender y que el daño principalmente se lo están haciendo a su mismo Cauca.
También recuérdeles, o mejor recuérdenos, como nuestro presidente en su llegada, que va a pasar con las dobles calzadas prometidas hacia el norte y hacia el sur de la ciudad de Popayán, para que las orquestas del CRIC no tengan la oportunidad de bloquearnos tan fácilmente y también presidente, cuéntenos como mejoraremos nuestra capacidad de producción, que va a pasar con la carretera al mar del Cauca y como es que vamos a darle garantías al departamento para progresar en la región.
Por último, díganos en secreto, aprovechando que viene al departamento del Cauca, ¿Cuál será el primer acuerdo que firmará con los indígenas para que pueda ser cumplido con el gobierno central en estos 3 años de gobierno que le quedan? Y ¿Cómo es que garantizará la no repetición de las vías de hecho por parte de sus comunidades que tienen sitiados a dos departamentos?
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