CAYO BETANCOURT
Speaker – Researcher – Writer
en.cayobetancourt.com
Tenemos una tarea importante, pero cada vez que tratamos de iniciarla o continuarla surge una actividad que debemos completar en ese momento. Este comportamiento se llama procrastinar y significa dejar actividades importantes para el futuro, basados en la confianza de terminarlas a última hora con calidad.
“Procrastinar significa dejar actividades importantes para el futuro, reemplazándolas otras menos relevantes y afectando la calidad de las entregas”
Este proceso no es aislado, les sucede a muchas personas en diferentes áreas de trabajo. Por ejemplo, es común que un estudiante presente este comportamiento cuando trabaja en su tesis de grado. Una ducha rápida junto a una taza de café prepara el ambiente para largas horas de trabajo. Unos momentos después de iniciar, un sopor invade la cabeza y es necesario descansar, son las diez de la noche, durante el día se ha postergado esta actividad. La procrastinación genera ansiedad, culpa y pánico, especialmente cerca a la fecha de entrega. El ejemplo del estudiante lo podemos extrapolar a diferentes situaciones, un trabajo importante de la oficina, cortar el césped, etcétera.
Podemos separar las procrastinaciones en dos grupos de actividades: las impuestas por nuestros compromisos laborales, financieros o académicos y las que planteamos nosotros. La diferencia en estos dos grupos es que el primero generalmente tiene una fecha definida para entregar, con algunas excepciones se podrá conseguir ampliar el plazo. En el segundo grupo, las fechas son impuestas por nosotros y generan la mayor cantidad de aplazamientos. Finalmente, podemos cambiar las fechas cada vez que no las cumplimos.
Cuando procrastinamos las metas personales, estas se postergan indefinidamente por meses y años. Inclusive terminan inconclusas, con posibilidad de generar una frustración personal. Escribir un libro, documento académico o continuar la educación superior están en este grupo. Por ejemplo, un artículo sobre procrastinación estuvo diez años dando vueltas en el escritorio de un profesor antes de terminarlo, es paradójico, pero sucede con frecuencia.
Para salir del círculo de la procrastinación, es necesario identificar los factores que nos apartan de las tareas y se sugiere dividirlos en dos grupos: Excusas y distractores. El primer grupo tiene actividades que generan resultados tangibles, por ejemplo: una nueva tarea, leer un libro, iniciar una tarea menos compleja. Estas actividades se denominan procrastinación positiva. Por otra parte, tenemos excusas no productivas, como tomar una taza de café y tardar dos horas en regresar al puesto de trabajo.
“Los motivadores de una tarea procrastinada se dividen en excusas y distractores, fomentados por el deseo, la confianza y la ilusión de terminarla a tiempo”.
Por otra parte, tenemos los distractores. Estas actividades que consumen el tiempo y no ayudan con el progreso de la tarea. En este grupo tenemos el teléfono móvil y las redes sociales como principales ofensores. También está la televisión, los juegos, los amigos, etcétera. El ocio es importante porque ayuda a refrescar, pero en momentos destinados a una actividad importante, causan distracción y atraso. Por ejemplo, al elaborar un reporte, investigamos datos relacionados en internet, pero terminamos buscando porqué un felino africano es más rápido que una de sus presas. La información puede ser relevante, pero inútil en ese momento.
Para salir de la procrastinación, es necesario plantear las actividades en modo calendario, si es posible tipo proyecto. Con pequeños entregables que proporcionen la satisfacción de metas tempranas, así nos ayudan a cumplir los objetivos propuestos.
Tomemos de nuevo las excusas, esas tareas productivas que no aportan en el momento a la tarea procrastinada. En el calendario propuesto anteriormente, vamos a incluir dos o tres excusas del tipo productivo y en medio de estas, incluimos actividades del trabajo procrastinado. En la medida que progrese el tiempo, se dará más importancia a la actividad principal generando constancia y disciplina.
Es importante definir tiempos de ocio y producción, en la medida de lo posible no intercambiarlos porque esto genera procrastinación en el largo plazo.