EDWIN DARÍO LIS HERRERA
Pasadas las elecciones en Colombia y elegido el actual presidente de los colombianos, se sintieron voces de triunfo por parte del Centro Democrático y demás partidos que le acompañaron en primera y segunda vuelta. Y por el otro lado, los alternativos, una desazón por la derrota en urnas.
Han pasado más de dos años de la actual administración y la curva de favorabilidad y aceptación que tienen los colombianos para nada favorecen al presidente, Iván Duque.
Desde el momento que se conocieron los resultados, nuestros sabios, los que les ha tocado vivir la violencia, los que han tenido voces e ideas contrarias por fuera de los partidos tradicionales liberal y conservador, los “fichados” por parte del DAS y F2, organismos de inteligencia para la época, a quienes les correspondía hacerles inteligencia y seguimiento a los líderes sindicales, campesinos, indígenas y estudiantiles, a fin de darle un informe positivo a su jefe inmediato para luego llevar a cabo ordenes de allanamientos, capturas y desapariciones
Estos mecanismos de operación, en síntesis, no han cambiado para nada. Hoy, los organismos de seguridad, inteligencia y contra inteligencia, gozan de mayor tecnología y cada día se perfeccionan aún más y se adquiere en el exterior equipos de mayor alcance para asegurar más cobertura y captación de información en defensa de la seguridad nacional, la defensa de la democracia, la protección de los derechos humanos y ambientales y la defensa de amenazas externas.
Sin embargo, su modus operandi, antes y después, por muchos esfuerzos que se han venido realizando al interior de las fuerzas militares y de policía, con cátedras sobre derechos humanos pareciera ser que, a una buena parte de estos, que “por un oído les entra y por el otro les sale”.
Aquí cabe recalcar que los defensores de los derechos humanos, de los animales, de las libertades religiosas, de la democracia, de los parques naturales, paramos, la fauna y la flora, los que piensan diferente, vengan de donde sea su naturaleza y origen de sus pensamientos y/o enfoque filosófico de libertad, la población Lgbti, el habitante de calle, el destechado, el mototaxista, el rebuscador, el informal, el hambriento, el harapiento, el drogadicto, la prostituta, el alcohólico y demás que va dejando en el camino un sistema de concentración de poder, riqueza, mafioso y corrupto; no son sus enemigos.
Nos ampara la Constitución Política, la ley estatutaria 1621 de 2013, donde se establece el marco jurídico, para las labores de inteligencia y contrainteligencia, exceptuando en el mismo aquellos servidores públicos que conociendo información privilegiada y clasificada de genocidio, ejecución extrajudicial, crímenes de lesa humanidad, desplazamiento, desaparición forzada, violencia sexual masiva, entre otras conductas penales, no las denuncie. De esta manera, no se puede transgredir la norma y abusar de una confianza depositada por los colombianos en defensa de sus mismos intereses.
Y este tema lo elaboramos en esta columna de opinión porque es una resultante de la des favorabilidad del presidente de la republica con servidores públicos que están bajo su mando y confianza. De esta alineación partimos de la premisa que nos encontramos bajo principios orientadores para transitar sobre la ética pública inspirada en parte en la ley de transparencia 1712 de 2014, en los Derechos Humanos y por las decisiones de las altas cortes de justicia nacional e internacional Ciertamente, La ciudadanía espera impaciente que se despeje la siembra de la muerte y el miedo y que se escuche y se aliente por todo el territorio nacional que todos pueden transitar sin obstáculo alguno y que no será sometido a la barbarie y muerte de los grupos ilegales. El país, no se nos puede descuadernar por la barbarie, el terrorismo y la inercia de la burocracia central y territorial. La vida de todos vale mucho.