Llamamos Progresismo a la tendencia política de izquierda moderada contemporánea del orden pragmático, que busca igualdad y justicia para todos y que se ha nutrido de luchas civiles alrededor del feminismo, ecologismo, sexodiversidad y respeto a la pluralidad religiosa.
En América Latina se denominan Progresistas al cumulo de movimientos que llegaron al poder desde el año 2000 con Hugo Chávez y que han comenzado a perder vigencia, de los cuales sobreviven Nicolás Maduro en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile y la presidenta Dilma Rousseff de Brasil, quien se encuentra suspendida de su ejercicio por presuntas irregularidades en el ejercicio de su cargo. El auge de estos movimientos comenzó con la llegada al poder de Hugo Chávez, quien apoyado en niveles altos de producción petrolera acompañada de precios altos patrocinó de manera amplia los movimientos del continente. De igual forma la demanda global sostenida de materias primas liderada por los países asiáticos sirvió de apoyo al resto de América Latina.
El auge del Progresismo Latino alcanzo a durar 15 años, hoy nos encontramos en su nivel más bajo y a punto de reducirse. Las causas son diversas, primero, EL LIDERAZO. Con la muerte de Hugo Chávez y el ingreso de Nicolás Maduro a la presidencia venezolana, se cambió a una persona carismática y con amplia cultura a un personaje que ha sido el bufón de sus contradictores. El resto de países tampoco aportaron líderes con el suficiente peso para equipararse a lo hecho por el general. Segundo, LO ECONÓMICO. La caída de los precios del petróleo hizo perder a Venezuela liquidez, por lo cual redujo los apoyos. La demanda de materias primas se contrajo con la consecuente caída de las economías Latinas y los efectos sobre las países con gobierno progresistas no demoraron en aparecer. Sus políticas de corte populista y asistencialista se volvieron insostenibles, de hecho los países con gobierno progresista que podrían mantener el régimen serían Ecuador y Bolivia, que han tenido más prudencia en el manejo de los recursos. Tercero, LO POLÍTICO. No ha existido un proyecto político homogéneo con un sustento filosófico real, los movimientos son muy disimiles, no ha existido la construcción de partidos, se ha tratado más de movimientos caudillistas que han buscado la perpetuación de sus líderes, más que el fortalecimiento de instituciones democráticas. Cuarto, EL CONTEXTO FINANCIERO. Debemos entender que hoy nos encontramos en un mundo globalizado, por lo tanto no es posible tratar de cambiar un régimen sin tener en cuenta el sistema financiero internacional. Para buscar grandes cambios, solo será posible a partir del cambio en grupos de países que puedan tener un sistema financiero de apoyo. El banco de los BRICS, apenas se creó en el año 2013 y su influencia es aún incipiente.
En Colombia, quien se apropio del término progresista fue Gustavo Petro, pero en realidad su proyecto político dista mucho de ser democrático y de izquierda moderada, su origen es la extrema izquierda y su aspiración es ser presidente, es un proyecto para la presidencia de Petro. Tampoco ha tenido buenas prácticas de gobierno, así lo ha ido demostrando el actual alcalde de Bogotá con todas las obras que ha adelantado en tan poco tiempo.
El progresismo es una teoría interesante, que podría llegar a tener éxito si en realidad se apega a sus principios básicos, liberta y justicia para todos. En Colombia está por construirse, porque lo de Petro, es ‘Petrismo’, no Progresismo.
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