Por: Héctor Riveros.
Circula profusamente a través de la internet el documento de casi 300 páginas que suscribieron los jefes de los equipos negociadores del Gobierno y la guerrilla de las Farc en el que se consignan las condiciones que acordaron para poner fin al conflicto armado que hemos soportado durante más de cinco décadas. Lo han enviado muchas personas con la recomendación de leerlo detenidamente para definir la manera como cada uno va a votar en el plebiscito que se convocará para refrendarlo o no.
El Gobierno, la Corte Constitucional y muchos promotores del Sí han caído en la trampa tendida por la oposición de que hay el deber de hacer una amplia pedagogía sobre el contenido del acuerdo con lo que se deja la sensación de que lo convenido es difícil de comprender y de que está tan lleno de concesiones a la guerrilla de que es mejor mirarlo muy en detalle para saber si es aceptable o no.
Lo que se suscribió en La Habana el miércoles pasado es que la guerrilla de las Farc aceptó dejar de existir, desarmarse, someterse al ordenamiento jurídico colombiano contra el que se había rebelado y por tanto dejar de cometer delitos a cambio de un tratamiento judicial especial, unos beneficios jurídicos por colaboración (que incluye el de no ir a la cárcel para quien aporte verdad, esté dispuesto a reparar a sus víctimas y de garantía de no repetición) y unos beneficios políticos y económicos para la reincorporación. El acuerdo además incluyó la obligación estatal de desarrollar un amplio programa de desarrollo rural integral y de adoptar unas reformas para profundizar la democracia.
Ese es el acuerdo, su lectura para decidir el voto lejos de ayudar confunde. Hay apartes, como el de justicia, con un contenido técnico que solo es comprensible por especialistas. Llega a niveles de detalle, como en el componente de desmovilización y desarme, que es innecesario para los ciudadanos comunes y corrientes. Pero sobre todo porque ahí no están los beneficios que como sociedad vamos a recibir por la terminación de la confrontación.
Aunque dice desde la introducción que es un acuerdo para poner fin al conflicto, no es suficientemente expreso en decir que lo que se pactó conduce a la desaparición de la guerrilla, ni resalta que en eso consistía la negociación, en definir las condiciones para que las Farc se acaben. Es tal la confusión que de los documentos muchos que se han preparado para explicar lo pactado ninguno comienza por ese punto que es el central de la negociación casi todos comienzan por explicar que si se cumple el acuerdo habrá una transformación positiva de la situación del campo y etc.
En el acuerdo se detallan los beneficios que recibirán los ex guerrilleros por su desmovilización voluntaria. Tampoco son tantos, ni estrambóticos. Para empezar, tendrán un componente de sometimiento a la justicia mucho mayor que el que se ha pactado en ningún otro acuerdo similar en el mundo. Los actores del conflicto tendrán que aportar al esclarecimiento de la verdad de los hechos (no solo al reconocimiento de haberlos cometido) y a la reparación de las víctimas como hasta ahora nunca ha ocurrido en ningún acuerdo como éste y en Colombia hemos suscrito varios o de “sometimiento a la justicia” de organización criminal alguna incluidos los paramilitares.
Quienes cometieron los delitos más graves -incluidos guerrilleros, miembros de la fuerza pública, funcionarios públicos y civiles- tendrán unas sanciones, menores si se quiere si cumplen esas condiciones y no irán a la cárcel a cambio de esa colaboración para ayudar a satisfacer el derecho que tienen las víctimas a la justicia. Mientras ha durado la confrontación algunas víctimas han tenido reparación estatal y muy pocas han visto satisfecho su derecho a la justicia.
Los guerrilleros desmovilizados recibirán los mismos beneficios económicos que han recibido en los últimos años decenas de miles de miembros de grupos armados que han desertado. Lo que les darán (que será alrededor de 24 millones de pesos según la suma que han hecho los opositores) es incluso inferior a lo que recibieron los miembros de grupos paramilitares que participaron en el acuerdo que esos grupos hicieron con el gobierno del ex presidente Uribe.
Los beneficios políticos se limitan a reconocerlos como partido político, darle durante unos años una financiación equivalente a la que recibe otro partido (un poco menos que lo que recibe la U o el Partido Liberal y algo similar a lo que le dan al Partido Conservador) y garantizarle una representación mínima durante una etapa de transición, que resultó inferior de la que se esperaba. Serán cinco curules en el Senado y cinco en la Cámara. La Corriente de Renovación socialista, una pequeña disidencia del ELN (430 guerrilleros) que se desmovilizó en 1994 recibió dos curules en la Cámara.
En el acuerdo, en cambio, no se expresan los múltiples beneficios que tendrá la sociedad como consecuencia de la terminación del conflicto, por eso el interés de los opositores de centrar el debate en el contenido del acuerdo y de insistir en la famosa “pedagogía” porque en ella se remarcan los beneficios que recibirán los guerrilleros a cambio de su desmovilización voluntaria y no se dice nada sobre los muertos que nos evitamos, la plata de la guerra que nos ahorraremos, los potenciales desplazados que no serán desplazados y el larguísimo etc de dolor y sufrimiento inenarrable que ya no ocurrirá si la mayoría de los colombianos votamos por el SÏ el próximo 2 de Octubre.
En el acuerdo tampoco dice, claro, qué pasa si por el contrario la mayoría de los colombianos lo rechazan votando por el NO y los promotores de esa opción tampoco lo dicen.
Si usted es de los que está de acuerdo con el acuerdo no le pida al que tenga dudas que lo lea. En ese caso sería mejor recomendarle leer la detallada traducción que han hecho en La Silla Vacía. Pero lo verdaderamente útil será explicarle que si acepta esas condiciones se van a acabar las Farc, que dejarán de pasar las cosas que han pasado durante todos estos años y que ahora sí podremos dedicarnos a resolver los problemas de éste país.
Ah, será importante que le deje claro que todo lo que pase después será lo que entre todos seamos capaces de hacer y que si seguimos haciendo lo mismo vamos a seguir teniendo el mismo país.
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