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ÁLVARO GRIJALBA GOMEZ
Resulta supremamente gratificante ver como nuestra Ciudad, hoy se mueve en medio de una marejada de actos culturales, que en algo rescatan ese bien llamado calificativo que siempre se nos ha dado de Ciudad Culta.
Popayán no puede ni podrá nunca perder su esencia de Ciudad Cultura, en la que las tradiciones, la música, la literatura, la poesía, la pintura, las artesanías, el folclor, los buenos modales, en fin, todo lo que pueda llamarse sabiduría, conocimiento, estética, saber, son parte integral de ese invaluable paisaje espiritual que ancestralmente ha dibujado la cara bella y hermosa de nuestra amadísima Ciudad.
La complejidad socio económica que hoy envuelve a la Ciudad, asfixiada por la migración de todo orden, en la que su economía aparece mancillada por dineros del narcotráfico y otros procederes non muy santos; donde la expansión urbanística desordenada y no investigada, nos ubica entre las primeras ciudades del país lavadoras de dineros de la economía subterránea derivada de los negocios ilícitos, así lo comentó el diario El Tiempo en una alarmante crónica dominical; una Ciudad en la que los urbanizadores piratas abusan y asaltan las ansias y la buena fe de centenares de ciudadanos pobres que quieren obtener una vivienda; en la cual el comercio informal, sin control, por falta de espacios para su ubicación o porque no se obra para desarticular las mafias que sacan a los pobres a las calles a vender sus mercancías; en la que el infame gota a gota ahorca y endeuda mucho más hasta la extorción y el crimen; en fin, en una sociedad donde los valores se han invertido paulatinamente casi hasta perderlos, trascienden los momentos culturales que estamos viviendo, para refrescar este recalentamiento social que nos sofoca.
De la tortura por inmersión que ahoga nuestra Ciudad la ferocidad por el dinero de quienes quieren apoderarse de ella, no salvan un poco estos instantes de respiro espiritual de cultura, y se recuperan fuerzas para seguir viviendo y luchando por esta bella y esplendorosa ñapanga, que merece que todos los payaneses nos unamos para salvarla y protegerla para las próximas generaciones.
La cultura, el emprendimiento, la ciencia, las universidades, la academia, y muchos otros sectores de nuestra sociedad, ganan ímpetu y respiran fuerte para mostrar su mejor rostro con los productos de su energía, voluntad, atrevimiento y carácter personal o colectivo, para hacer cosas buenas por la amada Ciudad.
Esta semana varios eventos de altísima calidad académica como cultural, nos permiten afirmar lo anterior, como la inauguración el viernes pasado de la primera feria del libro en la ciudad, denominada “Popayán Ciudad Libro 2018”, del 26 de octubre al 5 de noviembre, a la que asisten escritores, novelistas, poetas y literatos nacionales e internacionales, con el objetivo primordial de fomentar la lectura y la escritura, organizada por la Vicerrectoría de Cultura y Bienestar de la Universidad del Cauca conjuntamente con la Corporación Universitaria Autónoma del Cauca, la Fundación Universitaria de Popayán, la Institución Universitaria Colegio Mayor del Cauca y la Corporación Universitaria Confacauca, apoyada por la Gobernación del Cauca y la Alcaldía de Popayán y el Ministerio de Cultura.
De otra parte el Congreso Internacional “Ciencia y Nación” para conmemorar el Aniversario 250 del Natalicio de nuestro sabio, prócer y mártir Francisco José de Caldas y Tenorio, que organizó la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 24, 25, y 26 de octubre, con la participación de estacados científicos nacionales y extranjeros, fue excelente.
El pasado viernes también, la Corporación Universitaria Autónoma del Cauca, con su Facultad de Derecho Ciencias Sociales y Políticas, en coordinación con el Tribunal Superior de Popayán, recibió a los Magistrados de la Honorable Corte Suprema de Justicia, los declaró “Visitantes Ilustres”, les impuso el Escudo de la Universidad y les ofreció un Conversatorio denominado “Anecdotario Payanés”, con los escritores y poetas Guido Eugenio Enríquez Ruíz, Víctor Paz Otero y Marco Antonio Valencia Calle, que fue un espacio diferente y exquisito para ilustrar a los Magistrados del máximo Tribunal de Justicia del país, sobre la cara amable de la literatura payanesa con escritores de la tierra.
Igualmente la Uniautónoma recibió al extraordinario, polémico e irreverente escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, con una magistral conferencia sobre su último libro “Las Guerras de Tuluá”, recordándonos “Cóndores no entierran todos los días”, y haciendo gala de su profundo conocimiento, sin tapujos y a rejo limpio, sobre la realidad histórica de Colombia.
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