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HORACIO DORADO GÓMEZ
En el mundo ninguna ciudad, puede decirse que ha quedado terminada. Siempre habrá modificaciones, mejoras que hacerle. Popayán está en obra, continúa su desarrollo vial con éxito y sobre todo, obras bien ejecutadas. Luego entonces, justo reconocer que el alcalde César Cristian Gómez Castro, indudablemente le ha puesto perseverancia, recorriendo los trayectos para impulsar su cumplimiento. Cómo no reconocerle su tesón. Otra cosa muy diferente sería que las obras urbanas se pagaran y no se ejecutaran, o que las obras no se terminaran o que quedaran mal construidas. Recordemos que a espaldas de los ciudadanos, el del Sistema Estratégico de Transporte en Popayán, estuvo retardado mucho tiempo desde 2009, además, mal planificado, solo en esta administración despegó como debía ser.
Con sentido propositivo, afirmo que me aterra lo que viene sucediendo, supuestamente, la oposición le marca el paso al alcalde, retrasando con un plan preconcebido la administración actual, que desde luego, impacta directamente contra la amada ciudad y sus trescientos mil habitantes. No es de celebrar una suspensión del alcalde, ni mucho menos una destitución porque una de sus consecuencias es continuar con el aplazamiento de Popayán.
El sino trágico de los “adefesios” que no edificios, en el centro histórico, han sido una constante. Por ello, quienes amamos la ciudad nos aterramos. Qué sería de este terruño, si los dueños del dinero derruyeran las fachadas estilo colonial; si desbastaran las techumbres para dar paso a los altos edificios en su afán de “desarrollar” la ciudad. Tal vez, los turistas no volverían a Popayán, por haber perdido su originalidad los bellos portalones con sus antiguos aldabones. No podemos aceptar que las viejas casonas de legendarias historias, pierdan su encanto arquitectónico, porque para admirar altos edificios de vidrieras refulgentes, vamos a apreciarlos a Cali o Medellín donde prevalece ese estilo. Así que las bellísimas iglesias, con su lenguaje espacial de naves, capillas, bóvedas, cúpulas y campanarios, deben continuar la tradición establecida por los españoles que las diseñaron acopladas a lo nuestro que es arquitectura colonial. La administración Castro Gómez y, su oficina de Planeación Municipal, han metido en cintura a los transgresores de las normas urbanísticas de la ciudad. Pisaron “callos”, aplicando sanciones económicas.
Moverse a diario es extenuante, quien iba a imaginar que esto podría suceder en la apacible Popayán. Todo ello, refleja las dificultades de la infraestructura de transporte para mantener el ritmo de la actividad económica. Contrario a lo que podría pensarse y hacerse, el tránsito vehicular es de una ciudad aplazada, sin desarrollo a lo largo de muchas décadas. Basta decir que “hay más carros que
gente”. Les cogió la delantera a los funcionarios en el tiempo y con pocos recursos para abordar el problema. Solo hasta ahora, el Secretario de Tránsito Municipal de esta administración tomó por los cuernos la indisciplina de los conductores y las medidas tradicionales acordes con el presupuesto, que desde luego no bastarán para superar el crecimiento del tránsito en esta ciudad, de modo que, es necesario implementar múltiples soluciones simultáneamente para evitar el colapso de las pocas redes entrada y salida vehicular. Estas son acciones de gobierno, las que debemos valorar los payaneses raizales. Defender lo nuestro, amar a Popayán, apoyando a quien protege la ciudad. Es lo que ha hecho el alcalde Cesar Cristian Gómez Castro.
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